El resplandeciente templo neobizantino construido para recordar una verdadera historia de amor

Situado en plena calle Alcalá, frente al popular Parque del Retiro, se encuentra uno de los templos religiosos más especiales de la ciudad de Madrid. Se trata de la Iglesia de San Manuel y San Benito, una parroquia cercana a la Puerta de Alcalá que destaca por su gran cúpula y su torre campanario.

Inigualable y única, la iglesia madrileña es inconfundible gracias a su estilo arquitectónico neobizantino, del cual hay escasas muestras en la capital de España. Su construcción se remonta a la primera década del siglo XX de la mano del arquitecto Fernando Arbós y Tremanti. Este artista siguió los mandatos de los mecenas a cargo del proyecto arquitectónico: el empresario catalán Manuel Caviggioli y su esposa Benita Maurici, que donaron el terreno para la construcción del templo religioso.

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Independientemente del carácter religioso de la construcción, se trata de una obra de arte que merece la pena visitar alguna vez en la vida. Decorada por grandes vidrieras que iluminan el interior del templo, la iglesia de San Manuel y San Benito invita a todo aquel que se acerca a ella a descubrir las arquerías y capillas que esconde bajo su monumental fachada.

UN SÍMBOLO DE AMOR

El amor entre ambos miembros del matrimonio de mecenas de origen italiano ha quedado patente eternamente con la construcción de la presente iglesia. Afincándose en Madrid sin apenas tener ingresos, la pareja fue creciendo poco a poco hasta llegar a amasar una gran fortuna digna de levantar su propio panteón. Y es que, al morir el esposo Manuel en el año 1901, su viuda Benita decidió comprometerse con los padres agustinos de la provincia de Filipinas y mandar la construcción de una iglesia que sirviese como panteón para los restos de su marido y los suyos, un lugar donde pudiesen descansar juntos eternamente.

“EL AMOR ENTRE AMBOS MIEMBROS DEL MATRIMONIO DE MECENAS DE ORIGEN ITALIANO HA QUEDADO PATENTE ETERNAMENTE CON LA CONSTRUCCIÓN DE LA PRESENTE IGLESIA”

Al fallecer la misma, sus deseos se hicieron realidad pudiéndose ver las lápidas de mármol de ambos junto a la pared de unas de las capillas del templo de San Manuel y San Benito. Sin embargo, la mecenas no llegó a ver su obra concluida puesto que falleció unos años antes de que terminasen las obras.

En la actualidad, la iglesia continúa siendo atendida por los Padres Agustinos, quienes organizan misas regulares durante todo el año, accesibles tanto a feligreses como a visitantes esporádicos. Tan sólo la llegada de la Guerra Civil en 1936 interrumpió su labor eclesiástica, pasando a convertirse en sede y residencia del Comité Ejecutivo del Partido Comunista durante los tres años que duró la contienda.

Junto con el cercano Panteón de Hombres Ilustres, la iglesia de San Manuel y San Benito es una de las pocas construcciones que han sobrevivido al paso del tiempo y que mejor representan la arquitectura neobizantina en Madrid. Se trata por tanto de unos de los escenarios más emblemáticos de finales del siglo XIX y principios del XX, habiendo sido testigo de una historia de amor que perdurará eternamente en el corazón de la ciudad.