Un descarrilamiento de un tren en Recoletos deja en evidencia el papel de Raquel Sánchez

La ministra catalana de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, ha salido en defensa del sistema de Cercanías después de que se volviese a sembrar el caos en este sistema de transporte, al descarrilar un tren en Recoletos sin dejar heridos.

Meses de averías, incidencias, parones e incluso un descarrilamiento. El sistema de Cercanías no ha parado de resentirse a lo largo de estos últimos meses y parece que, por el momento, va continuar en este estado hasta que la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, se involucre con Renfe para poner solución a esta serie de inconvenientes que no paran de generar malestar entre los usuarios de este sistema de transporte. Y es que este último descarrilamiento ha sido la gota que ha colmado el vaso para muchos usuarios que siguen sin entender como el Gobierno de Sánchez continúa sin hacer nada al respecto.

En este sentido, el descarrilamiento de un tren en el tramo entre Atocha y Recoletos ha provocado este domingo un nuevo caos en Cercanías. El tren se ha salido de la vía por causas que aún están siendo investigadas y se desconocen, pero hay que tener en cuenta que no ha habido heridos. Sin embargo, vuelve a estar presente el caos en el sistema de Cercanías, en concreto, en las líneas C-1, C-2, C-7, C-8 y C-10.

En concreto, la estación de Sol ha estado cerrada y no han circulado trenes entre Chamartín y Atocha. Como salvoconducto para los pasajeros que se quedaron tirados, a las cinco y media de la tarde, Renfe puso en marcha una lanzadera entre Chamartín y la T4 de Barajas, y anunció otra entre Chamartín y Nuevos Ministerios, que no llegó a funcionar.

JUGAR AL PILLA-PILLA ESPERANDO UN TREN QUE NUNCA LLEGA

Hay que tener en cuenta que los usuarios se han quejado sobre la gestión de Renfe sobre esta incidencia, ya que, la empresa ferrovial no ha avisado del problema en las líneas afectadas, de manera que los viajeros se han encontrado atrapados en Atocha y Chamartín a su llegada a esas estaciones. Concretamente, este medio ha podido comprobar que, en la estación de Fuencarral, Renfe no informaba de lo que le esperaba al viajero en Chamartín aunque, eso sí, no dejaban los altavoces de lanzar el agotador mensaje de que “por su seguridad, está prohibido cruzar las vías”.

En Chamartín anunciaban un tren que iba a Atocha y los viajeros, a la carrera, se subían a ese tren. Y unos minutos después los altavoces anunciaban que ese tren no iba a partir. Y nuevamente, los altavoces anunciaban que otro tren partía hacia Atocha. Y, nuevamente, a la carrera, los viajeros se montaban en ese tren.

Y, nuevamente, Renfe se reía de esos viajeros que corrían de una plataforma a otra, aunque ese tren tampoco iba a salir. “Juegan con la dignidad de las personas”, comentaba una viajera al borde del llanto. Las esperas y los retrasos se han prolongado por más de una hora en prácticamente toda la red. Los viajeros han tenido que utilizar el Metro para conectar entre Atocha y Chamartín.

“JUEGAN CON LA DIGNIDAD DE LAS PERSONAS”

Esta situación ha puesto en jaque a la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, que ha comparecido ante los medios para quitar hierro al asunto y hacer hincapié sobre el resultado de las elecciones, que parecen ser más relevantes en esta aparición que el propio descarrilamiento.

El resultado de la noche electoral ha demostrado, para Raquel Sánchez, “que esa dispersión en la izquierda del Partido Socialista no ha sido algo positivo“. Raquel Sánchez ha afirmado que “interesa” una izquierda “fuerte, que pueda plantar cara a esa ola reaccionaria que representa el PP y Vox”. Para la ministra de Transporte esta situación representa un modelo de país “totalmente diferente al del PSOE”.

EL PEOR MOMENTO PARA PILAR SÁNCHEZ

Hay que tener en cuenta que esta crisis con Renfe entra en campaña en el peor momento para la ministra catalana. Los fallos continuos del sistema de Cercanías ponen en jaque la gestión de Sánchez, que hace un mes dejaba sin servicio a 133.000 usuarios al haberse quemado un sistema de señalización electrónica en la estación de Gavà. Tal era el nivel de la avería, que la reparación no estará solventada hasta la próxima semana.

Ahora toca ver si de cara a las elecciones generales se va poner punto y final a estos incidentes continuos en el sistema de Cercanías.