El Museo de Ciencias Naturales aprieta para “mandar lejos” a la facultad de ingeniería

El conocido Museo de Ciencias Naturales de Madrid cumple su 250 aniversario. Una fecha clave para este emplazamiento, sin duda, uno de los más importantes para la divulgación científica del país. Sin embargo, la celebración de este aniversario está siendo agridulce, debido a una histórica polémica que aún no se ha solucionado: la presencia de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales en pleno Museo, y las limitaciones que esta facultad “impone” al Museo.

En 1771, y bajo el mandato de Carlos III, se inauguraba el Real Gabinete de Historia Natural en Madrid. Una institución que daba pie, de alguna manera, a lo que hoy se conoce como el Museo Nacional de Ciencias Naturales. Un museo que, en este 2022, cumple su 250 aniversario siendo una de las instituciones más relevantes a nivel científico y cultural del país.

Un “cumpleaños” que, sin embargo, parece que no va a tener un “regalo” especial para este Museo que, desde hace años, tiene una única petición: el poder expandirse… y “mandar lejos” a la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales, perteneciente a la Universidad Politécnica de Madrid.

UN MUSEO LIMITADO POR LA ESCUELA DE INGENIEROS

Según la historia del Museo Natural, lo cierto es que la institución, desde su inauguración, ha pasado por diferentes espacios y ubicaciones. Entre ellas, la calle Alcalá, o el edificio que actualmente es el Museo del Prado, construido inicialmente para contener este Museo, a pesar que finalmente, no llegó a ocupar este emblemático edificio madrileño.

Un Museo de Ciencias Naturales que encontraba su lugar definitivo en la Colina de los Chopos, en pleno Paseo de la Castellana. Un lugar donde, sin duda, los miles de elementos que componen la colección del Museo están al alcance de madrileños, turistas… y los estudiantes de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales.

Una cuestión que, desde hace años, se ha convertido en una polémica que divide y enfrenta a este museo con la Universidad Politécnica de Madrid. Y es que, a pesar de la relevancia de ambas instituciones, ambas parecen destinadas a enfrentarse por los terrenos de la Colina de los Chopos.

Así pues, los dos edificios que actualmente componen el Museo de Ciencias Naturales se encuentran “divididos” para los visitantes, ya que, entre ellos, se alza el edificio que acoge la facultad de ingeniería de la Universidad Politécnica de Madrid.

Un edificio que, tal y como señalan fuentes del museo a este diario, ha sembrado la polémica entre ambas instituciones. Y es que el Museo, como requerimiento casi histórico, sigue insistiendo en la necesidad de “expulsar” a la Escuela de Ingenieros de la Colina de los Chopos, para poder así quedarse con los tres edificios, necesarios para poder exponer adecuadamente el contenido histórico del que disponen.

Algo que cada vez resulta más apremiante y necesario, ya que las colecciones de objetos históricos del Museo de Ciencias Naturales se encuentran “afinadas” en sus dos actuales edificios. Un espacio que, tal y como destacan estas fuentes, es completamente “insuficiente”. Más aún, tratándose de una institución histórica y científica tan importante como es el Museo de Ciencias Naturales.

Sin embargo, desde la Dirección del Museo han querido remarcar que la convivencia con la Universidad es positiva, asegurando que ambas instituciones conviven en sintonía.

“VANDALISMO” DE LOS ESTUDIANTES EN PLENA HISTORIA NATURAL

Sin embargo, la falta de espacio para su expansión no es lo único que preocupa a los trabajadores y gestores del Museo.

Así pues, también preocupa y mucho a esta institución el hecho de que estudiantes se “paseen” por estos terrenos día tras día. No tanto por su presencia en la Escuela de Ingenieros, sino por sus actividades “extraescolares”.

Y es que, por un lado, la presencia de los estudiantes en los terrenos del Museo hacen que, en ocasiones, haya demasiado “jaleo”. Algo que, sin duda, puede resultar molesto para los visitantes que deseen disfrutar de los objetos históricos.

Por otro lado, los botellones, comidas al aire libre y encuentros de los estudiantes entorno a su facultad hacen que la convivencia entre ambas instituciones se considere casi imposible. Algo que hace que, en su 250 aniversario, el Museo de Ciencias Naturales siga apostando por “mandar lejos” a la escuela de ingenieros. Opción con la que conseguiría, no sólo tranquilidad, sino el espacio necesario y suficiente para que madrileños y turistas puedan disfrutar de esta histórica colección natural en el corazón de Madrid.