Ossorio “obliga” a los estudiantes madrileños a cargar sobre sus espaldas siete kilos de peso en plena ola de calor

La tecnología está creando oportunidades en sectores que estamos empezando a explorar. Por ello, la formación en estas nuevas herramientas es clave para los estudiantes de primaria. Sin embargo, los escolares de los colegios públicos de la Comunidad de Madrid se ven obligados a seguir aprendiendo a través del método tradicional sin adaptarse a las facilidades proporcionadas por las tablets en las aulas.

Cada vez son más centros educativos los que deciden incluir esta herramienta digital en las clases, aunque en su mayoría son de carácter privado. Los beneficios de las tablets en las aulas de primaria están más que demostrados y a pesar de ello, la región madrileña se resiste a actualizar el método de enseñanza entre sus estudiantes más jóvenes.

Una carencia que sufren principalmente los más pequeños de la casa. Según nos informan fuentes escolares, los niños cargan sobre sus espaldas un peso medio de 7 kilos a diario. Una cantidad de escándalo si se tiene en cuenta que deben de llevar sobre sus espaldas hasta un cuarto de su peso, en algunos casos. Todo ello, en este final de curso, que se suma a la brutal ola de calor que se está viviendo en Madrid en este mes de junio.

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El uso de las tablets para los alumnos aliviaría este problema latente entre la sociedad estudiantil madrileña. Por el contrario, otras comunidades autónomas del país han apostado en el uso de las nuevas tecnologías para los alumnos, invirtiendo en ello. De este modo, los niños se familiarizan más rápido y de forma natural con dicha herramienta digital.

CONVENIO ENTRE LAS UNIVERSIDADES Y LA AGENCIA MADRID DIGITAL

Pero parece que la Comunidad de Madrid tiene en mente otras ideas, dejando a un lado el problema que sufren a diario cientos de escolares madrileños. Y es que, el consejero de Administración Local y Digitalización, Carlos Izquierdo, ha firmado hoy un convenio de colaboración entre la Agencia Madrid Digital y las universidades públicas de la capital.

Con él se pretende que los universitarios realicen prácticas extrauniversitarias en las que “conocerán soluciones de analítica avanzada, de automatización robótica de procesos o de Inteligencia Artificial, empleados para agilizar los servicios públicos y facilitar la vida de los ciudadanos”, afirman desde la Comunidad de Madrid.

Por ende, la apuesta de las nuevas tecnologías por parte de la Comunidad de Madrid recae principalmente en los alumnos de universidades, quienes se beneficiarán de este nuevo convenio. Este proyecto será liderado por Madrid Digital y supone la realización, en la sede de la Agencia para la Administración Digital de la Comunidad de Madrid, de prácticas académicas externas para universitarios madrileños.

FALTA DE DIGITALIZACIÓN ENTRE LOS ESTUDIANTES

La falta de digitalización en las aulas públicas de la región de Madrid es más que evidente. Por ello, hace unos meses las autoridades de la provincia anunciaron que destinarán un total de 120 millones de euros en la transformación digital en los centros escolares públicos. Ossorio ha detallado que el Gobierno regional invertirá 33 millones de euros hasta 2024 para la creación de un equipo de asesores técnicos docentes, que asesorarán a los 1.800 centros públicos de la región. 

De la noche a la mañana las pizarras digitales llegaron a las clases sorprendiendo a todos los jóvenes estudiantes. Junto a ello, los meses de confinamientos en los que los escolares tuvieron que cursar el año a través de las pantallas, marcaron un claro antes y después en la relación de las tecnologías con los alumnos.

Hoy en día, el peso que cargan a diario los cientos de alumnos de la Comunidad de Madrid se ha convertido en un problema latente. Por ello, muchas familias optan por trasladar a los estudiantes en vehículos propios evitando que carguen con mochilas que pesan mucho más de lo recomendado. Además, no todos los colegios e institutos públicos cuentan con taquillas destinadas al uso gratuito de todos los alumnos, por lo que el “ir y venir” de los siete kilos diarios se ha convertido en una realidad cotidiana.