Los conductores de Metro de Madrid se cansan de los “lloriqueos” de los “niƱos mimados” de la EMT

A pesar de ser enmarcados de forma conjunta, mucho separa a los trabajadores del transporte pĆŗblico madrileƱo. Y, en concreto, a los conductores del Metro de Madrid, con los conductores de la EMT. Trabajadores que, a pesar de ir de la mano en las Ćŗltimas manifestaciones, son muy distintos. Sobre todo, en lo que a condiciones laborales se refiere.

El transporte pĆŗblico de la Comunidad de Madrid, y en especial, de Madrid capital, ha conseguido hacerse famoso internacionalmente. Y es que su servicio no solo ayuda a miles de madrileƱos dĆ­a a dĆ­a, sino que tambiĆ©n ha alcanzado la fama entre los turistas que vienen a Madrid. Una fama que casi compara al Metro de Madrid con “the tube” londinense.

Sistema de transporte pĆŗblico madrileƱo donde se puede diferenciar, claramente, dos tipos principales de servicios: el ofrecido por los autobuses azules en la superficie, los de la EMT, y el suburbano de Madrid. Dos estructuras, conectadas aunque independientes, que dan servicio a la capital espaƱola de forma muy distinta. Casi de forma tan distinta como el trato que reciben los conductores de Metro de Madrid, en comparaciĆ³n con los conductores de la EMT.

LOS DESIGUALES SUELDOS DE METRO DE MADRID Y EMT

“Por un transporte pĆŗblico y social”. Este era el lema bajo el que, hace cerca de tres semanas, los trabajadores de Metro de Madrid y de EMT se manifestaban frente al Ayuntamiento de Madrid.

Una manifestaciĆ³n en la que ponĆ­an bajo los focos la falta de servicio pĆŗblico en la capital espaƱola, siendo ellos los primeros “afectados” por esta situaciĆ³n. “Nosotros trabajamos de cara al pĆŗblico. Cuando las frecuencias cambian, las quejas van al trabajador”.

Quejas que, sin embargo, se ven de forma muy distinta si eres un conductor de la EMT, o un conductor del suburbano. AsĆ­ pues, tal y como ha podido saber este diario, el sueldo que perciben estos dos sectores es muy distinto, a pesar de que ambos se encarguen del transporte pĆŗblico de Madrid, y de cuidar de sus viajeros durante el trayecto.

AsĆ­ pues, tal y como destacaron fuentes internas de la EMT a este diario, los conductores de los famosos autobuses azules cobran un sueldo medio de 50.000 euros anuales. Una cifra que supone, segĆŗn cĆ”lculos, prĆ”cticamente la mitad de lo que cobrarĆ­a un consejero polĆ­tico (cuyos sueldos oscilan entre los 90.000 euros al aƱo).

Una cifra muy superior a la que cobran sus “compaƱeros” del Metro de Madrid. Y es que, a pesar de hacer una labor muy semejante, eso sĆ­, bajo tierra, los conductores de los trenes de Metro cobran prĆ”cticamente la mitad de lo que lo hacen los conductores de la EMT. AsĆ­ pues, las cifras que se conocen seƱalan que estos conductores cobrarĆ­an cerca de 30.000 euros anuales, con tres pagas extraordinarias.

NO TODO ES CUESTIƓN DE DINERO

Sin embargo, las diferencias entre conductores de la EMT y del Metro de Madrid no sĆ³lo se quedan en el sueldo. Y es que, tal y como se afirma comĆŗnmente, la salud es lo mĆ”s importante. Una salud que, en el caso de los conductores del Metro de Madrid, estĆ” en riesgo de forma constante.

AsĆ­ pues, tal y como ya informaba este diario, lo cierto es que los conductores del suburbano deben enfrentarse, dĆ­a a dĆ­a, a una constante exposiciĆ³n al amianto. Contacto con este peligroso material que llega a afectar gravemente a su salud, y que ha provocado el fallecimiento de algunos maquinistas del Metro. Una situaciĆ³n que, sin embargo, sigue sin estar correctamente contemplada en los riesgos laborales del suburbano, ni en las indemnizaciones que reciben estos trabajadores.

Un riesgo que no comparten los conductores de la EMT quienes, en gran medida, dependen de su habilidad al volante para evitar accidentes de trĆ”fico que puedan afectarles. A ellos, o a sus pasajeros, durante el trayecto por las calles de Madrid. Una habilidad que parece ser suficiente para que cobren casi el doble de lo que lo hacen sus “compaƱeros” del suburbano, quienes arriesgan diariamente su salud para llevar a los viajeros “volando” en el Metro de Madrid, hasta su destino.