El portavoz del PP en la Asamblea ve como “algo natural” que las aulas estén a más de 30 grados

Madrid está viviendo estos días la peor ola de calor de los últimos 20 años. Un acontecimiento histórico que no será fácil de olvidar para muchos madrileños. Y es que, las temperaturas durante el día llegan a alcanzar los 40 grados, mientras que en las noches no se baja de los 25 grados. Una sensación que ha llegado hasta las aulas de muchos colegios de la región y que hace imposible desarrollar las clases con normalidad.

Asfixiando a gran parte del país, la ola de calor ha demostrado ser un fenómeno meteorológico extraordinario para el que la Comunidad de Madrid no está preparado, hecho el cual se ha podido observar en muchos colegios públicos de la provincia. “La mayor parte de los colegios de Madrid no están preparados ni para el calor extremo ni para el frío”, expresaba en Twitter un profesor.

Muchas aulas superan los 30 grados por la mañana, por lo que se hace imposible que los alumnos presten el 100% de la atención y rindan con el máximo de sus capacidades. El calor extremo tiene múltiples efectos en las personas, destacando los golpes de calor, el agotamiento por deshidratación, las nauseas y el dolor de cabeza palpitante.

LA FALTA DE SISTEMAS DE VENTILACIÓN ANTE LA OLA DE CALOR

Todos estos síntomas son sufridos por los niños y niñas que acuden a las “aulas del infierno”. “Los colegios son verdaderos hornos”, expresan padres y madres de escolares madrileños. Por ello, se ha planteado que las aulas de los colegios públicos cuentan con sistemas de ventilación, aire acondicionado y árboles en los patios que proporcionen sombras.

“LOS COLEGIOS SON VERDADEROS HORNOS”

“La mayor parte de los patios carecen de zonas de sombra dignas de tal nombre así que tienes que elegir entre quedarte en el horno o salir a la parrilla”, indicaba el docente de la Comunidad de Madrid. Una situación intolerable que se asemeja a lo ocurrido durante los meses de invierno de la pandemia. Un tiempo en el que los alumnos tenían que acudir a las clases con varias capas de ropa para “sobrevivir” al frio provocado por las ventanas abiertas.

LAS EXTREMAS TEMPERATURAS EN LAS AULAS MADRILEÑAS

Las bajas temperaturas y la ventilación para prevenir el covid dieron lugar a que muchos escolares tuvieses que ir a clase con mantas. Esto fue debido principalmente a que las aulas de los colegios públicos de Madrid no cuentan con sistemas de ventilación adecuados que eviten tener que llegar a dichas situaciones extremas.

Isabel Galvín, Secretaria General Enseñanza CCOO Madrid, se ha sumado a la queja multitudinaria del calor en las aulas mostrando en su perfil de Twitter imágenes de termómetros que marcan en el interior de algunos colegios los 31 grados.

LA RESPUESTA DEL VOCAL DEL PP

“¿Serían ustedes capaces de trabajar con 33 grados a las 9 en una oficina?”. Ésta ha sido la pregunta que muchos profesores de la región se han planteado estos días. Una situación en la que nadie toma el control y que cada final de curso llega, aunque este año con mayor fuerza. Por este motivo, la Federación de Enseñanza de CCOO Madrid ha exigido a la Consejería que tome medidas urgentes y extraordinarias. 

No obstante, la respuesta por parte del portavoz del PP en la Asamblea de Madrid, Pedro Muñoz Abrines, ha dejado entrever que el político quiere quitarle “hierro” al asunto. “Que en junio o julio haga calor es de lo más natural“, expresaba el vocal del PP. Una respuesta que ha levantado muchas suspicacias y que ha sorprendido a la oposición.

Mientras tanto los perjudicados siguen siendo los mismos: los alumnos. Clases con 30 alumnos de media en las que no existe un protocolo que se adapte a la situación actual. A pesar de que muchos padres y madres han pedido que finalice el curso escolar debido a las altas temperaturas, la fecha oficial en la que terminarán las clases en la Comunidad de Madrid es el 24 de julio.

Hasta ese momento, los escolares madrileños tendrán que seguir acudiendo a centros educativos donde el calor incesante se ha convertido en el principal protagonista.