Disfruta de Juana de Arco en el Teatro Real

La ópera de Arthur Honegger, Juana de Arco en la hoguera, se presenta en el Teatro Real con puesta en escena de ‘La Fura dels Baus’ e interpretada por Marion Cotillard.

A través de los siglos, artistas de todas las disciplinas (de Verdi a Tchaikovsky pasando por Luc Besson o Jean-Paul Gaultier) han creado obras inspiradas en Juana de Arco que llenan, a día de hoy, teatros, cines, librerías e incluso pasarelas del mundo. Ahora, Madrid vuelve a honrar a la Doncella de Orleans en el Teatro Real con ‘Juana de Arco en la hoguera’. En la ópera del compositor franco suizo Arthur Honegger (basada en el poema de Paul Claudel), Marion Cotillard interpreta a Juana de Arco con dirección musical de Juanjo Mena y puesta en escena de Àlex Ollé.

La joven campesina, icono de la Guerra de los Cien Años que murió en la hoguera en Rouen, se convirtió entonces en un símbolo de la resistencia. Se podría decir que Juana de Arco se ha transformado casi en un ente mitológico al que se recurre para hablar de fortaleza y valía. Una Juana de Arco que cambia la cota de malla por los vaqueros en una desgarradora interpretación que estará en el Teatro Real de Madrid el 14, 16 y 17 de junio de 2022.

Una fortaleza que, en el escenario, se ve potenciada por las intervenciones musicales del coro y por la interpretación (hablada en su francés natal) de Cotillard, ganadora del Oscar por ‘La vie en rose’. Un reto interpretativo que la actriz suma al legado de otras ‘Juanas’ como Ida Rubinstein, Ingrid Bergman, Milla Jovovich o Leelee Sobieski, entre otras.

En el escenario, se despliegan multitud de elementos escénicos producto del ‘savoir faire’ de Àlex Ollé. El toque de la varita mágica de La Fura dels Baus lleva al escenario un espectáculo visual, con momentos de extrema belleza. Un viaje por el intenso abanico de emociones de Juana de Arco que la música de Honegger, dirigida por Juanjo Mena, acentúa y acompaña.

EL VIAJE DE JUANA

Todo empieza con el día de su ejecución: el ‘juicio final’ se acerca y Juana asiste, desde su celda, a la aparición de Santo Domingo de Guzmán. Este la tranquiliza, aquellos que esperan ver rodar su cabeza son animales, bestias disfrazadas de hombres. Así, el cerdo es quien preside el tribunal, el notario será el asno y las ovejas, el jurado.

Juana asiste a su destino entre el miedo y el desconcierto, pero también el consuelo que encuentra en esas campanas que suenan a la hora de su muerte que la llevan a la tranquilidad y la paz de su niñez.

El viaje interior de Juana es la interpretación culmen de Marion Cotillard. La inmolación de la joven campesina se convierte en un salto de emociones a través de toda esta “antiópera”, como la denominó Joan Matabosch (Director Artístico del Teatro Real) en la presentación de la obra.

La adoración de la dama celestial y la turba fanática prendiendo en la hoguera a una mujer acusada de brujería constituyen los extremos de la representación medieval de lo femenino que unifica este estimulante programa doble. No escasean las conexiones entre ambas obras, pues aún cuando las dos reniegan del título de «ópera» –estamos ante una cantata simbolista en el caso de Debussy y de un oratorio dramático en el de Honegger–, fueron compuestas teniendo a Wagner en mente.

Con duraciones y registros dramáticos, musicales contrapuestos y perfectamente complementarios, La damoiselle élue resplandece como una vidriera de Fra Angelico, mientras el colorido modal, los agregados politonales y el timbre fantasmagórico de las ondas Martenot de Jeanne d’Arc au bûcher parecen reflejar su luz en los muros de piedra.

Oratorio dramático: 11 escenas

Música: de Arthur Honegger (1892-1955)