Inicio Los más vistos La Casa Palazuelo: uno de los primeros soplos americanos en la arquitectura madrileña

La Casa Palazuelo: uno de los primeros soplos americanos en la arquitectura madrileña

0
La Casa Palazuelo: uno de los primeros soplos americanos en la arquitectura madrileña

A escasos metros de la Puerta del Sol, los centenares de peatones que recorren sus calles y un gran número de madrileños, desconocen su existencia. Es uno de los primeros edificios comerciales y de oficinas de Madrid directamente relacionado con la arquitectura norteamericana. Situada en la calle Mayor, en el número 4, se encuentra la Casa Palazuelo.

Su autor no podría ser otro que Antonio Palacios, responsable también de otras joyas arquitectónicas de Madrid, quien levantó en 1919, bebiendo los aires de la Escuela de Chicago uno de los más soberbios secretos de la ciudad. Precisamente por estar en una situación concurrida como pocas, en pleno corazón de la capital, sin que los azorosos peatones sean conscientes de su cercana existencia.

Acceso al número 4 de la Calle Mayor.

Tras el ensanche y la construcción de los hoteles periféricos de la Puerta del Sol, el proyecto tuvo como intención no destacar entre los nuevos edificios. Desde el principio estuvo destinado para uso comercial, oficinas y despachos.

DECLARADO BIEN CULTURAL

El edificio ocupa un solar de 224 metro cuadrados. Actualmente linda por el lado de la Puerta del Sol, con el edificio que alberga la pastelería La Mallorquina y, por el opuesto, con el edificio Arenal. Este último, sería entonces el solar del antiguo palacio de los Condes de Oñate.

Lo que más impacta al visitarlo es el enorme y elegante patio central, iluminado por la luz natural que procede de una vidriera del techo. En su contorno se van articulando blancas y relucientes galerías, un seductor juego de curvas cóncavas y convexas que precede a los diferentes locales y despachos.

Imagen de la vidriera del interior.

El promotor Demetrio Palazuelo fue quien hizo el encargo a Antonio Palacios y su premisa fue clara antes de ponerla en pie: la fachada no debería llamar tanto la atención como el interior, pues este tenía que ser el verdadero protagonista de la obra.

El edificio por dentro.

Tras el diseño y edificación de este inmueble, Antonio Palacios recibió el encargo de construir otro inmueble comercial en la Gran Vía, la Casa Matesanz. En 1997 esta fue declarada Bien de Interés Cultural con carácter de Monumento.