La Plaza Mayor y sus inmensos portales son uno de los sÃmbolos más importantes de Madrid. Su color rojizo y su siempre vivo ambiente la convierten en una de las estampas más visitadas.
Lo que quizás no sabes es que esta mÃtica plaza madrileña estuvo apunto de desaparecer hasta en tres ocasiones. Además, todo esto ocurrió bajo el peor de los escenarios: tres desoladores incendios.
La antigua plaza del Arrabal madrileño
Antes de hablar de estos graves incendios que casi acaban con este mÃtico lugar, vamos a conocer qué habÃa en Madrid en este mismo sitio antes de que llegara ella.
Esta céntrica plaza, paradójicamente, antes era conocida como ‘plaza del Arrabal’. Esto era porque se encontraba fuera de la ciudad, más allá de los muros de la antigua muralla árabe.
El mercado que se comienza a instalar en este lugar hace que poco a poco vaya adquiriendo cada vez más protagonismo. Todo Madrid pasaba por los puestos del mercado de la plaza del Arrabal.
Cuando Felipe II convierte a la vieja Villa en la capital del reino, el destino de Madrid cambia para siempre. Su hijo, Felipe III, encargarÃa una ambiciosa reforma para convertir a esta plaza en todo un monumento.
En honor a este monarca se instaló en el centro de la ya Plaza Mayor de Madrid una estatua ecuestre en la que aparece representado. Ya entonces existÃan sus dos edificios más emblemáticos: la casa de la PanaderÃa y la de la CarnicerÃa.
El ‘horno’ que casi acaba con la Plaza Mayor
En 1631 se produjo el primer incendio que hizo peligrar la continuidad de la Plaza Mayor de Madrid. Esta llevaba inaugurada poco más de una década.
En sus inicios, estaba diseñada con una serie de edificios irregulares que cambiaron por completo después de este trágico suceso sucedido la madrugada del 6 de julio.
Al parecer, el causante de las llamas fue un pequeño horno situado en una vivienda particular situada en la misma plaza. Las llamas crecieron tanto que no se pudo apagar en incendio en tres dÃas.
Las consecuencias fueron trágicas. Un total de trece personas perdieron la vida. Más de medio centenar de viviendas acabaron arrasadas bajo las llamas.
Para poder extinguir el incendio, como no existÃan aún los bomberos, se decidió requisarles las vasijas a los aguadores madrileños para asà poder sofocar las llamas.
La ‘Virgen del Rosario’ que hizo arder Madrid
El segundo incendio producido en la Plaza Mayor se produjo la noche del 2 de agosto de 1672. La gran perjudicada, sin duda alguna, serÃa la Casa de la PanaderÃa.
Un farolillo colocado muy cerca de un cuadro de la Virgen del Rosario serÃa el culpable de que toda la plaza comenzara a arder rápidamente y sin control.
Al parecer, no hubo fallecidos. Lo que si se sabe es que la Casa de la PanaderÃa quedó completamente destrozada. Solo se pudo salvar la planta de abajo y el sótano.
Existe una placa en la fachada de este emblemático edifico que recuerda este terrible episodio de la historia de Madrid. Diecisiete meses tardarÃa en volver a recuperarse en mismo.
El devastador incendio de la Plaza Mayor de 1790
Aunque todos los incendios fueron bastante dañinos, lo cierto es que hubo uno que se llevó la palma. Fue el tercero y último de ellos. Este ocurrió la noche del 16 de agosto de 1790.
Las llamas aparecieron entre el famoso Arco de Cuchilleros y la entrada de la calle Toledo. Las casas de la Plaza Mayor se tiraron nueve dÃas ardiendo. No habÃa consuelo para el pueblo de Madrid.
También ardieron edificios cercanos a la plaza, como fue la iglesia de San Miguel, que estaba situada en el lugar que hoy ocupa el mercado con el mismo nombre.
Para sofocar tal incendio se llamó a varios arquitectos, entre ellos Juan de Villanueva. Como el agua no hacÃa nada, se decidió derribar los edificios para que los escombros actuaran de cortafuegos.
Cuando este se controló, se pensó que habÃa que hacer algo para que la plaza nunca más ardiera. Por este motivo, si nos fijamos bien, la parte de abajo de todos los edificios se reconstruyó con piedra.
Gracias a esta gran solución, Madrid puede seguir disfrutando de su plaza más querida sin temer nunca más al fuego.