Aprender a respirar y encontrar la calma gracias a la práctica de yoga

La respiración es un proceso fundamental para que los seres humanos puedan vivir, sin embargo, no se percibe como algo trascendental, sino que es una acción normal y la mayor parte del tiempo se hace de manera involuntaria. Aun así, la respiración afecta a cada órgano, sistema y al funcionamiento del cuerpo; de hecho, cada estado fisiológico, psicológico y emocional tiene un patrón de respiración.

Una parte fundamental en yoga consiste en observar la respiración, enfocar la mente en cada inhalación y exhalación e incorporar técnicas de respiración consciente, pranayama, que tienen el potencial de cambiar la calidad de vida. A través de la respiración, se puede llegar a alcanzar la serenidad, y para ello no es necesario emprender ningún viaje, ni tampoco iniciar grandes cambios y revoluciones en la rutina diaria. Esta transformación no se logra por medios materiales, sino por la vía mental y emocional. Y en este camino necesario hacia la calma y el equilibrio es donde puede acompañar numen yoga, un verdadero oasis en el corazón de Madrid, donde encontrar la paz y el pequeño, pero necesario, cambio que algunas personas necesitan.

Vinyasa yoga o cómo fluir al ritmo de la respiración

Cuando una persona se adentra por primera vez en el mundo del yoga, es posible que piense que solo existe un tipo, y nada más lejos de la realidad. Existen muchos estilos de yoga, aunque todos trabajan en la misma dirección: alcanzar el samadhi (liberación), entendida como el desapego que permite eliminar el sufrimiento y alcanzar un estado de paz.

En numen ofrecen vinyasa yoga, un estilo dinámico, con legiones de seguidores en todo el mundo, que enlaza secuencias de posturas en movimiento, por lo que es ideal para quienes buscan un yoga más activo que aporta un potente trabajo físico, pero también calma y relajación.

Lo más importante y mágico en las sesiones de vinyasa es la coordinación de respiración y movimiento, que llegan a convertir las prácticas en auténticas meditaciones en movimiento, la respiración (pranayama) y la postura (asana) están sincronizadas en secuencias que se ejecutan con los ojos abiertos y la mirada enfocada (dristhi), utilizando la respiración yóguica (ujjayi) y activando los candados energéticos (bandhas).

A priori, todo esto puede parecer muy complicado de controlar, pero con la práctica es posible. Con el tiempo se consiguen canalizar las emociones que crean conflictos, el cuerpo se va abriendo y la mente, liberando, alcanzando un estado de bienestar y paz interior. Mientras se practican asanas se van sincronizando, como si fuera una danza, movimientos y respiración, lo que ayuda a establecer una conexión consciente entre el cuerpo y la mente. La respiración es la guía, es el fundamento del propio ser, de la salud, de la capacidad para tener dominio de uno mismo a nivel físico y mental.

En numen garantizan que cada día es un día nuevo, una práctica nueva, motivante y retadora, las clases varían siempre y en ellas se realiza un trabajo integral. De ahí que este estilo enganche tanto: se trabaja toda la musculatura con el propio peso corporal, se gana fuerza, resistencia y flexibilidad, se hace un trabajo aeróbico suave y también se consigue calmar y equilibrar la mente. Con un equipo experto, formado en los distintos linajes del yoga, que enriquecen la práctica y hacen avanzar en cada postura, las personas son capaces de concentrarse más, de conocer cómo está su cuerpo y su mente en ese instante. Además, se aprende a aceptar lo que venga, sin exigencia y, por lo tanto, con aceptación. Eso es lo que en sánscrito se llama santosha, sentirse bien, permanecer feliz.

Como decía Alexander Lowen, médico y psicoterapeuta estadounidense, “cuando respiramos profundamente, es fácil sentir lo bueno que es el mundo, lo justo y lo hermoso. Estamos inspirados. Qué trágico es, entonces, que tan pocas personas respiren libremente y bien”. No en vano numen significa “inspiración” en latín.

Autor de las imágenes: Rodrigo Bornscheuer.

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