¿Por qué se dice ‘está en el quinto pino’?: la ‘culpa’ es de los madrileños, y ésta es la razón

En muchas ocasiones, la lengua castellana incorpora expresiones complicadas de entender. Al menos, si son analizadas de forma literal. Sin embargo, en el caso del ‘quinto pino’, su significado es mucho más interesante de lo que podría parecer a primera vista. Y mucho más romántico.

“Dormir la mona”. “Echar un polvo”. “Estar en el quinto pino”. Éstas son algunas de las expresiones que, día a día, acompañan a los madrileños, así como a muchos hispanoparlantes. Expresiones en castellano que, sin embargo, parecen carecer de sentido si analizamos el significado literal de cada palabra. Así pues, pocos entenderían el significado de “dormir la mona” analizando únicamente las palabras de las que está compuesta la frase.

Es el caso del “quinto pino”; una expresión que es utilizada para marcar que algo está lejos, o a una distancia más que considerable. Sin embargo, analizando las palabras que componen esta expresión, parece que han sido escogidas al azar. Pero nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que esta expresión proviene del siglo XVIII en Madrid.

LOS PINOS DE FELIPE V QUE SE HAN HECHO FAMOSOS

Así pues, todo comenzaba en el centro de Madrid, durante el reinado de Felipe V, en pleno siglo XVIII. Un momento en el que la ciudad de Madrid no era, ni por asomo, la gran capital española que es ahora; ni su territorio y población, tan extensos como los actuales. Y es que apenas unos pocos kilómetros del actual Paseo de Recoletos eran utilizados por los madrileños de aquel entonces.

En esta época, y bajo el mandato del monarca, se plantaron en una de las principales vías de la capital cinco pinos. El primero de ellos, situado cerca de lo que actualmente es el Paseo del Prado, próximo a la estación de Atocha. A partir de ahí, el resto de los pinos, separados por considerables distancias entre ellos, fueron colocados en línea a lo largo del actual paseo de Recoletos.

El último de estos pinos, el famoso “quinto pino”, fue colocado en la zona de los actuales Nuevos Ministerios, en pleno Paseo de la Castellana. Un lugar que, eso sí, entonces, se consideraba que estaba en las afueras más alejadas de la ciudad.

UN QUINTO PINO DE LO MÁS ROMÁNTICO

Así pues, estos árboles de Felipe V se convirtieron en iconos de la ciudad de Madrid durante el siglo XVIII. Tanto es así, que los madrileños de aquel entonces aprovechaban la localización fija de estos árboles para realizar sus quedadas sociales. Tal y como ahora se hace con las estaciones de Metro, o con edificios emblemáticos como la Puerta del Sol, o el Templo de Debod, durante el siglo XVIII se utilizaron como puntos de referencia los pinos del rey Felipe V. En concreto, los tres primeros pinos, según los historiadores, eran los más utilizados para estos encuentros sociales.

Sin embargo, el quinto pino, el más alejado del centro de Madrid, estaba demasiado lejos para ser considerado como un punto de encuentro para los madrileños en sus quedadas diarias. Eso sí, era el lugar perfecto para los encuentros entre enamorados.

Enamorados que, aprovechando la soledad y la intimidad que ofrecía este apartado lugar junto al pino, aprovechaban para darse caricias, por aquel entonces, mal vistas en público. Un lugar de citas románticas, muy lejos de la muchedumbre, que empezó a ser conocido como “el quinto pino”, que se quedó como referencia a un lugar lejano. Una expresión que, en pleno siglo XXI, parece haber perdido todo su significado literal, ya que el pino ha desaparecido, pero que sigue guardando su gran simbolismo como lugar apartado. Aunque ahora, para llegar al “quinto pino”, no llegue con acercarse a Nuevos Ministerios.