La experiencia de colaboración entre el sector de la Farmacia y la Administración sanitaria para atajar problemas de salud pública en la lucha contra las enfermedades de transmisión vectorial provocadas por el mosquito tigre o la mosca negra ha centrado el debate de la mesa celebrada en el marco de Infarma Madrid 2022.
Durante la feria celebrada en el Recinto Ferial de Ifema Madrid ha tenido lugar una mesa de análisis y debate en la que se presentaron los resultados del proyecto liderado por Salud Pública de la Comunidad de Madrid junto a los farmacéuticos comunitarios de Velilla de San Antonio.
La mesa ha estado moderada por Raquel Casado Álvaro, vocal en funciones de Titulares de Farmacia Rural del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid (COFM) y por Susana Belmonte Cortés, vocal en funciones de Salud Pública y en la Administración del COFM, ha informado la institución colegial en un comunicado.
En 2018 se descubrió que Velilla de San Antonio era un enclave propicio para el mosquito tigre, ha explicado durante su intervención la farmacéutica titular en Velilla de San Antonio, Rocío García de Paz. Así, se le ofreció “la oportunidad de participar en un grupo de trabajo multidisciplinar en el que estaban representadas distintas administraciones, Medio Ambiente, Consejería de Sanidad, Centro de Salud y Dirección General de Salud Pública, entre otros”.
Tras identificar el foco de cría dentro del municipio, el equipo diseñó una encuesta para recabar los datos necesarios para facilitar la información sanitaria adecuada para hacer frente al problema. Para ello se organizaron jornadas para informar sobre medidas preventivas para evitar nuevas crías y medidas para prevenir las picaduras.
“Nuestra función principal fue informar sobre el uso responsable de los repelentes, para ello les dábamos un tríptico específico”, comenta Rocío García, quien destacó la eficacia de las medidas, una vez que “se ha reducido la incidencia progresivamente, especialmente el último verano y es notable la gratitud de la población por la operatividad del grupo de trabajo”, ha explicado la farmacéutica.
Partiendo de la experiencia de Velilla, los participantes en la mesa han puesto el foco en la gran preocupación que supone para la salud pública el incremento del mosquito tigre, que es vector de antropozoonosis como dengue, zika o chikungunya, y de la mosca negra, que “aun no siendo vector de zoonosis genera multitud de problemas para la salud”.
“Los vectores suponen una amenaza para países que pensábamos que estábamos libres de este problema. Ahora sabemos que tenemos que hacer hincapié para controlarlo porque ya tenemos casos de dengue transmitido por mosquito tigre en España”, ha señalado José María Ordoñez, técnico de apoyo de Salud Pública de la Comunidad de Madrid.
El experto ha apoyado en este sentido una estrategia de salud pública basada en la intervención sobre la transmisión mediante acciones basadas en la información y protección. “Es aquí donde incardinaría el trabajo realizado por las compañeras farmacéuticas de Velilla de San Antonio y destaco la importancia de la formación de los profesionales sanitarios a la hora de aconsejar y dispensar repelentes”, ha defendido.
Así, ha destacado que “históricamente” la farmacia ha tenido funciones importantes en salud pública pero, ha señalado, “se han difuminado y ahora debemos señalar la importancia de los servicios farmacéuticos en la asistencia a la salud pública de la población”. “La farmacia tiene un papel relevante para amplificar el mensaje que transmitimos desde la administración y que nosotros solos no podemos trasladar. Por eso es tan significativo el proyecto que realizamos conjuntamente en Velilla de San Antonio”, ha subrayado.
Por su parte, Inmaculada Castillo Lozano, adjunta a la Dirección Técnico-Profesional del COFM, ha centrado su intervención en el uso seguro de los diferentes repelentes de insectos, tanto los considerados “productos biocidas, que deben de tener autorización sanitaria de la AEMPS o de la Dirección General de Salud Pública” como de los “no biocidas” y, por tanto, sin requisito sanitario previo.
En este sentido, la técnico del COFM ha señalado la conveniencia de hacer un uso seguro de los repelentes y, para ello, “lo primero es seguir las recomendaciones del prospecto y no superar las aplicaciones recomendadas por el fabricante”. También ha recordado no aplicar a menores de dos meses, a los que se debe proteger con barreras físicas principalmente.
Finalmente, ha recordado que, por sus conocimientos, el farmacéutico es el profesional sanitario que mejor puede asesorar del uso seguro de repelentes de insectos, especialmente en población vulnerable (embarazadas, niños pequeños y personas mayores). Además, según recordó, los farmacéuticos madrileños se han unido a la iniciativa “One Health” “preservando la salud de las personas, la salud de los animales y la salud medioambiental” ya que forman parte “de una red de interacciones en las que lo que sucede a unos repercute en otros”.