El Oratorio del Caballero de Gracia: un tesoro arquitectónico que alberga ‘La última cena’ madrileña

El centro de Madrid esconde grandes tesoros a la vista de la mirada de todos los madrileños y turistas que transitan por las calles a diario sin percatarse de lo que hay a su alrededor. El caso de ‘La última cena’ madrileña es un claro ejemplo de los secretos escondidos a pie de calle en la capital. Esta pequeña joya arquitectónica pasa muy desapercibida puesto que se localiza en una fachada de la calle del Caballero de Gracia.

‘La última cena’ es una de las obras póstumas de Leonardo da Vinci realizada entre los años 1495 y 1498. Esta obra se encuentra actualmente en la pared en la que fue pintado originalmente, en el convento de Santa María del Grazie, en Milán. Debido a la popularidad de la pintura se fueron realizando a lo largo de los años réplicas en diferentes países, destacando entre ellas un réplica en piedra ubicada en Madrid.

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Dicha reproducción del cuadro de Leonardo da Vinci se puede encontrar en una de las fachadas del Oratorio del Caballero de Gracia, pudiendo acceder a ella desde Gran Vía y desde la calle Caballero de Gracia. Este relieve fue realizado por José Tomás bajo el ventanal que permite que entre la luz directamente al coro. Desconocido para muchos, la réplica de piedra representa a los apóstoles junto a Jesús en el momento en el que se anunciaba que el hijo de Dios sería traicionado por uno de los presentes.

“DICHA REPRODUCCIÓN DEL CUADRO DE LEONARDO DA VINCI SE PUEDE ENCONTRAR EN UNA DE LAS FACHADAS DEL ORATORIO DEL CABLALLERO DE GRACIA”

El edificio que alberga la copia decorativa de la obra fue un proyecto del conocido arquitecto Juan de Villanueva, el cual enfocó el templo al más puro estilo neoclásico. El oratorio pertenece a la Asociación Eucarística del Caballero de Gracia fundada por el “Caballero de Gracia” en el siglo XVI.

La congregación religiosa quería que su “Casa de Dios” fuese parecida al resto de iglesias de la zona, por lo que encargó al flamante arquitecto Villanueva que añadiese al edificio una cúpula que reuniese las mismas condiciones que el resto de templos religiosos. La fachada principal que recibe a los feligreses presenta una pequeña escalinata, con una columna a cada lado, y en su parte superior la representación bajo relieve de la pintura de Da Vinci.

UNA DESAPERCIBIDA FACHADA

Sin duda alguna, el oratorio tiene una fachada que hace que el edificio se distinga del resto de gran manera, aunque a simple vista no llama demasiado la atención. Esto se debe, en parte, a que el edificio está alineado con el resto de construcciones de la calle, haciendo que ésta no resalte en demasía al pasear por la calle madrileña.

Anterior a la edificación de la actual construcción, existía una primera construcción religiosa que data del año 1654 pero que fue derriba para la construcción del presente Real Oratorio del Caballero de Gracia. Una vez dentro de la iglesia se puede apreciar tan solo una nave en la que las columnas laterales forman pequeños pasillos que proporcionan amplitud a la sala.

Además, su rotundo estilo neoclásico proporciona una gran iluminación que atrapa las miradas a través de la gran vidriera de Maumejean situada tras el altar. Ésta también representa la escena de ‘La última cena’, por lo que se evidencia una vez más la relación entre la obra de Da Vinci y el Oratorio del Caballero de Gracia.

Quién dijo que para qué una iglesia destaque tiene que estar al estilo de las más grandes catedrales. Dicha céntrica iglesia, a pesar de su pequeño tamaño, tiene un encanto y una decoración que la hace única y especial, colgando de sus muros obras de grandes artistas que suman valor a la iglesia regentada en la actualidad por el Opus Dei.