El Teatro Real de Madrid, un imponente edificio con forma de ataúd

Convertido en uno de los grandes emblemas de Madrid, el Teatro Real es la principal sede de los escenarios madrileños. Decenas de actrices y actores se han subido a su tablado para hacer disfrutar al público de las mejores escenas teatrales de la historia. Ubicado en un sitio privilegiado, frente al Palacio Real, lleva acogiendo al público desde el año 1850 cuando fue inaugurado por Isabel II.

A pesar del parón que se vio obligado a hacer debido a diversos problemas de la estructura, el Teatro Real de Madrid no ha cerrado sus puertas a los conciertos sinfónicos desde su apertura inicial. El terreno sobre el que fue construido estaba ocupado por el antiguo teatro de los Caños del Peral que fue derribado por su mal estado en 1817.

Un año más tarde se comenzó la construcción del nuevo teatro de la mano del arquitecto Antonio López Aguado, quien se vio obligado a organizar la sala y el escenario de tal modo que quedaron muchos espacios vacíos que dificultaban el paso en su interior. Por si fuese poco este problema de estructuración y organización del edificio, debemos de tener en cuenta que tan solo los reyes y su familia podían entrar al mismo por la plaza, por lo que el resto del público tenía que acceder al teatro a través de la fachada que da a la plaza de Isabel II. 

A los problemas del trazado, se suma la vista aérea, que tampoco es muy oportuna, y es que visto desde arriba el Teatro Real de Madrid presenta la forma de un ataúd. Según la versión oficial, el motivo por el que tiene esta forma se debe a las dimensiones del solar al que se debía de adaptar. Sin embargo, existe otra versión en la que se cuenta que el arquitecto quiso homenajear a los fallecidos de un cementerio cercano, de ahí que pareciese desde fuera un féretro.

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Además de ser el principal escenario de múltiples representaciones, el Teatro Real se ha convertido en uno de los mayores atractivos turísticos de la ciudad. Esto se debe a que cuenta con diferentes visitas guiadas a través de las cuales se puede recorrer sus pasillos disfrutando de la decoración propia del siglo XIX. La historia de este teatro se remonta al año 1818, cuando bajo el reinado de Fernando VII se decidió construir el Teatro de los Caños del Peral. Sin embargo, el mal estado que presentaba el complejo obligó a su demolición tras 100 años de uso.

Su estilo neoclásico se puede apreciar en todo el edificio, cuya estructura encaja a la perfección con la de su vecino más cercano, el Palacio Real de Madrid. Un total de 65.000 metros cuadrados y capacidad para 1.746 personas son las cifras que sirven para medir la magnitud del interior del teatro, habiendo pasado por su interior todo tipo de personajes a lo largo de su historia.

LOS LUJOSOS SALONES DEL TEATRO REAL

En la segunda planta del edificio se encuentran los lujosos salones como el de Carlos III. Este se caracteriza por la amplitud que le aportan los espejos de sus paredes. Además, encontramos otras grandes salas con grandes colecciones de pinturas como el Salón de Felipe V y el Salón de Isabel II, aunque este último se encuentro cerrado al público pudiendo acceder a su interior únicamente si se alquila para llevar a cabo un acto importante.

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Conocer el interior del Teatro Real sin tener que acudir a ninguna función es posible gracias sus cinco pases diarios en horario de 10:00 a 13:00. Las entradas se pueden adquirir físicamente en la propia taquilla del teatro con precios que rondan entre los 6€ y los 8€. Sin duda alguna, se trata de un edificio emblemático en la ciudad que forma parte del Patrimonio Histórico Español, en la categoría de Monumento Histórico.