El Palacio del Buen Retiro, una residencia real de la que solo quedan los jardines

Todo aquel que visita Madrid realiza una parada casi obligatorio: el Parque del Buen Retiro. Este oasis en el centro de la capital albergó durante un tiempo un palacio que fue la envidia del país. Hablamos del Palacio del Buen Retiro, cuyos orígenes se remontan a la época de Felipe II, el cual ordenó a Luis de Vega construir un cuarto real junto a la iglesia de San Jerónimo.

Ahí comenzó la historia del desaparecido palacio, que gracias al sucesor Felipe IV se realizó. Don Gaspar de Guzmán, conde-duque de Olivares, sugirió al rey que ampliase los terrenos del convento de San Jerónimo para dar lugar a un Real Sitio que mostrase el poder del rey. En un primer momento, se decidió ampliar únicamente el cuarto real de habitaciones para la reina, pero en 1632 se decidió construir un gran palacio que sirviera de lugar de descanso y entretenimiento para la alta nobleza.

La nueva residencia del monarca siguió el modelo de alcázar de planta cuadrada con torres en las esquinas, propio de la época de Felipe II. Sin embargo, lo que iba a ser la lujosa residencia del rey y que iba a predominar en toda Europa, acabó siendo un desastre a consecuencia de las prisas de Olivares por terminarlo.

Para poder realizar la construcción fue necesario adquirir los terrenos anexos al Monasterio de San Jerónimo, teniendo que abonar el rey cerca de 8.000 ducados de la época. El Palacio se acabó de terminar por completo y el 1 de diciembre de 1633 Felipe IV inauguró su nueva creación bajo el nombre de Real Sitio del Buen Retiro.

A pesar de que el edificio parecía estar en perfectas condiciones, las prisas y la mala organización de la construcción dieron lugar a que el conjunto presentase una visión desorganizada. El palacio se situaba junto al estanque que encontramos actualmente en El Retiro junto a siete ermitas que se encontraban alrededor.

Aunque el edificio histórico no destacaba por su fachada realizada pizarra, granito y ladrillo, aquellos que tuvieron la fortuna de ver su interior aseguraban que era una verdadera obra de arte. De sus muros colgaban cuadros como “El Juicio de Paris“, de Rubens o «Adán y Eva«, de Durero.

LLEGADA DE LOS BORBONES A ESPAÑA

Con la llegada de los Borbones a España, el Real Sitio del Buen Retiro se convirtió en uno de los ejes clave de la vida de la Corte, siendo habitado hasta el año 1764 por la Familia Real española. Sin embargo, la construcción del Palacio Real comenzó a hacerle sombra al Palacio del Retiro, que acabó deteriorándose con el paso del tiempo.

Su época de esplendor llegó a su fin en el siglo XIX, ya que al finalizar la Guerra de Independencia, el conjunto palatino estaba prácticamente destruido. Durante el reinado de Fernando VII se destruyó parte de la construcción, conservando solamente el Salón de Baile y el de Reinos, y finalmente se decidió ceder el Real Sitio del Buen Retiro al Ayuntamiento de Madrid.

Con la demolición del Palacio, Madrid perdió un edificio clave en su Patrimonio Cultural junto al Real Alcázar y la iglesia de Santa María de la Almudena, entre muchas otras construcciones. Actualmente el Barrio de los Jerónimos ocupa el lugar donde se encontraba el Real Sitio, conservándose únicamente los jardines del Palacio del Buen Retiro que configuran, actualmente, el Parque del Retiro.