El Oso y el Madroño, un emblema de la ciudad que cumple más de media década en la Puerta del Sol

El pasado 10 de enero los emblemáticos iconos de Madrid, El Oso y el Madroño, cumplieron 55 años años desde que se instalaron en el centro de la capital. Actualmente se trata de uno de los principales puntos turísticos de la Puerta del Sol recibiendo cada año a miles de turistas que se acercan para fotografiarse con la escultura.

El Oso y el Madroño llevan siendo un símbolo de la ciudad desde hace muchos años, llegando incluso a añadirse en el propio escudo de Madrid. La idea de levantar este monumento fue llevada a cabo por el Ayuntamiento de Madrid para promoverlo como una representación simbólica de la capital.

Durante la inauguración del conjunto escultórico se decidió situarlo junto al edificio que por aquel entonces era el Hotel París, el cual soportaba el cartel luminoso de Tío Pepe, en el inicio de la calle de Alcalá. Fue en el año 1986 cuando se decidió trasladar el monumento a la calle del Carmen, puesto que debido a las obras realizadas en la plaza suponía un estorbo y podía sufrir desperfectos.

Tras terminar las reformas del intercambiador de transportes, El Oso y el Madroño volvió a su emplazamiento original junto a la Casa de Correos, la placa del kilómetro cero, la estatua de Carlos III montado a caballo y el reloj de las campanadas.

El escultor Antonio Navarro fue el artista encargado por el Ayuntamiento de Madrid para llevar a cabo la escultura, realizada en mármol y de más de 20 toneladas de peso. El creador recibió 200.000 pesetas al acabar el monumento escultórico, pasando a ser un icono que gustó mucho a los madrileños.

Para hacer esta obra, Navarro se inspiró en un oso de la Casa de Fieras del Retiro que había sido capturado en Asturias y al que bautizó con el nombre de ‘Felipe’. Según cuenta la leyenda, el motivo por el que se eligió un oso está estrechamente relacionado con el hecho de que por aquel entonces Madrid estuviese plagada de osos que vagaban libremente por las calles de la ciudad.

El acompañamiento del árbol y la creación del escudo municipal, según los historiadores, fue posterior. El madroño surgió ante una disputa entre la Villa de Madrid y la Iglesia en el año 1222 por la propiedad de unas tierras próximas a Madrid. Tras llevar a cabo muchas negociaciones, se llegó a un acuerdo en el que concluía que los árboles se quedarían en la Villa y la Iglesia se quedaría con los pastos. De ahí que se incluyera el madroño para acompañar al oso en el escudo heráldico.

¿ES UN OSO O UNA OSA?

En los últimos años ha surgido una disputa sobre el sexo del supuesto oso, ya que éste carece entre sus patas de ningún órgano sexual masculino, por lo que se plantea la opción de que se trate de una osa. La iglesia al enterarse de dicho rumor mostró su descontento hasta que el género original de la escultura se fue olvidando.

“ÉSTE CARECE ENTRE SUS PATAS DE NINGÚN ÓRGANO SEXUAL MASCULINO, POR LO QUE SE PLANTEA LA OPCIÓN DE QUE SE TRATE DE UNA OSA”

Otra de las leyendas que ciernen entorno al origen del oso en el escudo cuenta que se eligió en homenaje a un oso pardo que el rey Alfonso XI cazó en uno de los montes cercanos a la capital. El artista quiso representar al oso apoyando sus patas sobre el tronco del madroño, de mayor altura que el animal, cuyas fauces se dirigen hacia uno de los frutos del árbol.

Debemos de tener en cuenta que durante la época de Alfonso VIII, los habitantes de la Villa llevaban en su bandera un oso u osa en forma pasante con siete estrellas en su lomo y con él fueron a la batalla de las Navas de Tolosa en 1212. Este hecho evidencia que el mamífero siempre ha estado presente en la historia de Madrid llegando a convertirse en todo un emblema que perdura en la actualidad.