La iglesia de San Antón donde reposan las reliquias de San Valentín desde el siglo XVIII

Cada 14 de febrero los enamorados celebran su día en honor al Santo Valentín, ¿pero quién es este santo? El patrón de los enamorados se remonta a cientos de años atrás, concretamente al siglo III en Roma. A pesar de que existen tres relatos sobre quién era este patrón, la mayoría de los expertos coinciden en la misma versión y el motivo por el que se celebra el día de los enamorados.

Según cuentan, el emperador romano Claudio II Gótico emitió una orden en la que se prohibía que los soldados de la legión pudiesen contraer matrimonio puesto que consideraba que los solteros eran muchos más fieros en las guerras, ya que no tenían nada que perder ni a lo que aferrarse.

San Valentín desobedeció este decreto y realizó múltiples casamientos a soldados sin que se enterase el emperador de Roma. Pero los rumores comenzaron a correr por la capital italiana y el médico convertido al cristianismo que se hizo sacerdote, fue encarcelado.

Tras varios días de tortura, fue martirizado y su cuerpo arroyado a una fosa común el 14 de febrero del año 269 en la puerta de la Vía Flaminea. Sus seres queridos recuperaron el cuerpo del mar y lo devolvieron al pueblo de donde era originario. Según las Enciclopedia Católica, este santo además de ser un médico romano, pudo haber sido un obispo de Terni o un mártir de la provincia romana de África.

El motivo por el cual no se sabe quien era exactamente Valentín es que estas tres personas murieron a manos del Emperador Claudio II durante su mandato por sus creencias religiosas.

No fue hasta más de 200 años después cuando se comenzó a considerar la figura de San Valentín como un mártir, siendo el Papa Gelasio I, quien incluyó a Valentín dentro de los mártires cristianos.

Los restos del Santo del Amor fueron repartidos con el paso de los años por múltiples partes del mundo, ya que las reliquias de santos siempre han tenido un gran valor económico. La capital madrileña fue una de las capitales afortunadas en acoger los restos de San Valentín, ¿pero cómo llegaron hasta Madrid?

La capital madrileña conserva los restos del patrón del amor desde finales del siglo XVIII, aunque se mostraron al público un siglo después. Se trató de un regalo para el rey Carlos IV de parte del Papa, aunque el mismo monarca confió los restos a la Orden de los Pobres Clérigos Regulares de la Madre de Dios de las Escuelas Pías.

IGLESIA DE SAN ANTÓN

Actualmente podemos ver los restos del Santo Mártir Valentín en una de las capillas laterales de la iglesia de San Antón, justo al lado de el llamado «Crucificado de los Niños» junto a la Virgen María. Esta iglesia se encuentra situada en el barrio de Chueca, junto al Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid.

El edificio construido en la primera mitad del siglo XVIII fue antes de ser un templo religioso un hospital de leprosos. En su interior se encuentra una copia exacta del cuadro de Goya “La última comunión de San José de Calasanz”, ya que fue éste el lugar en el que la obra permaneció hasta su traspaso al Museo Calasancio de Madrid.

A pesar de que no es una iglesia muy conocida, cada año por San Antón los madrileños acuden a bendecir a sus animales de compañía. Además, los enamorados dejan en los barrotes que protegen las reliquias lazos con sus nombres, para que el santo bendiga su amor.

Esta parroquia madrileña no es conocida solamente por tener los restos del cuerpo de San Valentín, sino que es conocida como “la iglesia de las puertas abiertas”, ya que acoge a todos los desamparados y colabora en muchas causas humanitarias. El Santo del Amor reposa eternamente entre los muros del templo madrileño, siendo una oportunidad perfecta para visitar la capital y viajar en el tiempo hasta trasladarnos a la Antigua Roma.