Así era el casco antiguo de Madrid en el siglo XIX

Paseando por el casco antiguo de Madrid podremos observar múltiples carteles que señalan lo siguiente: “Asegurada de incendios”. Todas estas placas se sitúan sobre la fachada de la puerta principal y coronan los dinteles de las puertas de la capital madrileña. Aunque hoy en día han perdido su utilidad, forman parte de la historia de la capital y por ello se mantienen visibles en las calles.

Para poder entender el motivo y el significado de esos carteles nos remontamos un dos siglos atrás, concretamente a finales del siglo XIX. Por esa época Madrid era muy propensa a sufrir incendios en las viviendas. Debemos de tener en cuenta que, por aquel entonces la probabilidad de sufrir un incendio era mucho más alta que ahora, puesto que no existía la electricidad y utilizaban habitualmente velas y candiles.

Aprovechando estos desdichados sucesos, surgió la Sociedad de Seguros Mutuos de Incendios de Casas de Madrid y con ella las famosas placas. Hasta la existencia del Canal de Isabel II la mayoría de las casas de Madrid no tenían agua corriente ni alcantarillado, lo que daba lugar a que la capital española fuese un auténtico desastre a nivel urbanístico.

Las calles estaban plagadas de corralas donde vivían las familias con pocos recursos económicos. Se trataban de casas muy pequeñas situadas en el pasillo exterior del edificio y que apenas tenían un solo baño. Cabe destacar que los materiales con los que se hacían las casas era la madera, por lo que las probabilidades de que se produjese un incendio aumentaban considerablemente.

La creación de la sociedad de incendios fue un alivio para muchas familias pudientes, ya que al no existir los seguros de hogar todos los destrozos provocados por el fuego corrían a cargo del propietario de la vivienda.

La Sociedad de Seguros Mutuos de Incendios de Casas de Madrid surgió por medio de una iniciativa propia en la que destacaba que todos los asegurados eran a la vez aseguradores. Manuel María de Goyri fue el fundador de esta sociedad, que ya llevaba un tiempo intentando hacerse sin éxito.

El año 1822 fue clave para solucionar la preocupación de los vecinos por los efectos del fuego en sus propiedades. El proyecto fue aprobado por el Ayuntamiento de Madrid en noviembre de ese mismo año, surgiendo así la primera aseguradora de España.

EL GRAN INCENDIO DE LONDRES

Sin embargo, nuestro país no fue el pionero en crear aseguradoras del hogar. La ciudad londinense ya contaba desde el siglo XVII con la primera oficina especializada en seguros de edificios y viviendas debido al gran incendio ocurrido en el año 1666.

Los propietarios de las viviendas que querían asegurar sus casas debían de formar parte de lo conocido como “cerca de Felipe IV”. Se trataban de casas que se encontraban en la misma zona y se comprometían a ayudarse mutuamente en caso de incendio gracias a la prorrata.

Todas las que formasen parte de la sociedad debían colocar sobre sus puertas la placa de “Asegurada de incendios” y en caso de dejar de formar parte de la Sociedad de Seguros Mutuos de Incendios de Casas en Madrid debían retirarlo. En 1894 se profesionalizó el cuerpo de bomberos de Madrid y estos actuaban en el momento en el que los propietarios llamasen para apagar el incendio.

Posteriormente un perito acudía a valorar los daños y se decía el importe que se pagaría al afectado, por lo que su funcionamiento se parecía en gran manera al que rige actualmente.

Hoy en día, estos carteles se mantienen intactos a pesar de que han perdido su verdadera utilidad. Todas ellas forman parte de la historia de la capital madrileña y reflejan la manera en la que vivían y se organizaban los madrileños de aquel entonces.