Torremocha del Jarama: el corazón del imperio romano en plena sierra madrileña

A 61 kilómetros de la Comunidad de Madrid, lindando con la provincia de Guadalajara encontramos Torremocha del Jarama. Una pequeña población, con solo 18 kilómetros y medio, con poco más de mil habitantes pero con mucha vida y movimiento.

Es un municipio marcado por la presencia constante del agua, a orillas del río Jarama y del arroyo de San Román. El término es también recorrido, de norte a sur, por el viejo canal de Cabarrús y por fragmentos de otros canales más recientes, como el del Alto del Jarama y del Atazar.

La fértil vega del Jarama acoge huertas de regadío y sus márgenes poseen un gran interés paisajístico por el bello arbolado de ribera. Su terrero es prácticamente llano, pero con ligeras ondulaciones y produce excelentes cultivos de cereales, viñedos y olivares. Y es que la fisionomía de este municipio sigue siendo rural y un conjunto urbano bien conservado.

FUNDACIÓN DEL IMPERIO ROMANO

Su población no se asentó hasta la Edad Media, pero los primeros documentos que acreditan su fundación son del Imperio Romano. Después de la Reconquista la localidad sólo eran unas casas ubicadas alrededor a una torreón de antigua fortaleza a la que se anexionó una ermita del siglo XIII.

En un principio estas tierras pertenecían a la Corona de Castilla hasta que en 1249 se entregan a Uceda, del cual dejará de depender en 1841. Luego, en el siglo XIV, el territorio comienza a ganar importancia dado que se constituye su propio concejo.

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A finales del siglo XVIII, Torremocha forma parte de los proyectos de construcción del Canal de Carrabús. Sin embargo, con la inauguración del Canal de Isabel II en 1858, éste deja de tener importancia y obliga a pasar a terrenos de cultivo de secano.

Antes de esto, cabe mencionar que el municipio es expoliado por las fuerzas napoleónicas en 1813, lo que supuso casi su destrucción. El territorio pasa a formar parte de la provincia de Madrid con la reforma administrativa de 1833.

SU PATRIMONIO

De este municipio podemos destacar entre otros patrimonios la Iglesia de San Pedro, que en un inicio fue una ermita de principios de la Edad Media reconvertida en Iglesia a partir de 1556. Junto a ella, está la Fuente de las Tinajas con seis grandes tinas de barro.

Una de las paradas obligatorias durante la visita a este pueblo es su Plaza Mayor. En ella se encuentra el Ayuntamiento, algunas de las casas más destacables, un carro original, convertido ya en monumento y una coqueta fuente.

Muy cerca de allí se encuentra otra plaza, la de San Isidro con su Fuerte del Pozo, también original y de piedra. En homenaje a uno de los muchos oficios tradicionales de la población hay una antigua prensadora de agua.

Algo que llama la atención de este pueblo-museo son los murales que decoran las calles del casco urbano, realmente curiosos y obra de artistas locales. Además de las pinturas, hay esculturas al aire libre distribuidas por el centro y los alrededores.

Ubicadas a las afueras del pueblo, hay dos fincas que conforman un conjunto de edificios. Son la Antigua Fábrica de Harinas y la Finca de Oficios hoy dedicadas a eventos y celebraciones.

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Antigua Fábrica de Harinas

Por último, Torremocha del Jarama cuenta con un centro de arte más que destacable. Un complejo de 35 naves y talleres alberga el Centro Artesanal Torrearte, dónde poder conocer el trabajo artesanal y también adquirir piezas. En el mismo espacio se encuentra el Museo de Agricultura y la Oficina de Turismo.

Como ocurre con muchos pueblos de la sierra madrileña, este es, sin duda, un pueblo desconocido para muchos pero con muchas cosas que ofrecer.