La Casilla de Casa de Campo: el gran ‘cementerio’ de esculturas de Madrid

¿Te has preguntado alguna vez dónde acaban los monumentos que se rompen? Pues lo cierto es que el Ayuntamiento de Madrid tiene un espacio que actúa como hospital para recuperar el patrimonio perdido.

La Casilla de la Casa de Campo es el lugar donde los canteros municipales trabajan para reparar aquello que se pierde. Sin embargo, además de ello, aquí se encuentra un gran cementerio de obras monumentales que esperan una segunda oportunidad. Descubre hoy este lugar único de la capital.

LAS DESCONOCIDAS CABALLERIZAS DE LA CASA DE CAMPO

La Casilla de la Casa de Campo se encuentra muy cerca del puente de los Franceses. Este gran parque madrileño, no siempre fue de dominio público. Hasta el año 1931, los madrileños tenían prohibida la entrada en el recinto.

El motivo de esta prohibición es que la Casa de Campo era un lugar de recreo privado que pertenecía a la familia real. Aquí acudía el monarca y sus amigos a pasar el día en la naturaleza o disfrutar de un día de caza.

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Una familia pasando el día en la Casa de Campo | 1955

Con la llegada de la Segunda República, este gran parque se convirtió en público. Desde entonces, los madrileños pudieron acceder a él y disfrutar de todo aquello que antes esta restringido al rey y su familia.

El lugar que hoy nos ocupa es conocido como ‘La Casilla’. Antes de la apertura pública de la Casa de Campo, aquí era donde la familia real guardaba los caballos. Es decir, hoy nos trasladamos al recinto que hasta los años 30 eran las caballerizas reales.

EL TALLER DE CANTERÍA DEL AYUNTAMIENTO DE MADRID

Puede parecer que un ayuntamiento solo se dedica a “hacer papeles”. Sin embargo, las necesidades que reclama una ciudad como Madrid son inmensas. Muchas de ellas no te las esperas.

El Ayuntamiento de Madrid tiene su propio taller de cantería. En él se encuentra empleados hasta siete canteros municipales que realizan una labor muy importante para mantener el patrimonio de la capital.

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Taller de cantería del Ayuntamiento de Madrid | Fuente: Arte en Madrid

Los canteros municipales son los encargados de reparar todos aquellos elementos arquitectónicos que sufren cualquier tipo de desperfecto. Desde bancos, bordillos o bolardos, hasta estatuas con siglos de historia.

Lo curioso del trabajo de estos artistas es que el lugar que alberga la Cantería Municipal de Madrid ha pasado de ser un hospital que repara, a un cementerio que guarda los restos de lo que un día fue la Villa y Corte.

EL LUGAR DONDE DESCANSA LA HISTORIA DE MADRID

Además de reparar, este Taller de Cantería del Ayuntamiento de Madrid se ha convertido en todo un museo lleno de tesoros. Aquí se almacenan los restos de lo que un día formaba parte del patrimonio de Madrid.

Arcos antiguos, estatuas sin sitio, escudos retirados… todos ellos yacen a la intemperie con el peligro que esto conlleva. Las condiciones meteorológicas hacen mella en todo este patrimonio que se encuentra en un limbo del que no es fácil de rescatar.

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Fuente: Madrid 360

Las piezas más pequeñas y valiosas del patrimonio madrileño retirado se encuentran resguardadas en otro almacén situado en la localidad de Paracuellos del Jarama. Aquí la conservación es más fácil.

Muchos no tienen sitio, otros tantos si se movieran, acabarían por destrozarse. Lo cierto es que el Almacén de La Casilla de la Casa de Campo hoy es un problema para el Ayuntamiento que hoy busca una solución para esta cantidad de “escombros medievales”.

MURALLA ÁRABE, LOS LEONES ORIGINALES DEL RETIRO, UNA FUENTE DE CUATRO CAMINOS…

La cantidad de tesoros que guarda el Ayuntamiento de Madrid en La Casilla de la Casa de Campo es prácticamente incontable. Muchos de ellos están en muy malas condiciones, sin embargo, el gran valor histórico que guardan en su interior hace que valga la pena conservarlos.

Entre estos “escombros” se encuentran parte de los arcos medievales originales del Puente de Segovia. Este es el más antiguo de Madrid y, tras los fuertes bombardeos de la Guerra Civil, tuvo que ser reconstruido por completo. Aquí se guardan sus restos junto a parte de la muralla árabe de la Villa o parte del Antiguo Alcázar de Madrid.

También esperan aquí los leones originales del monumento a Alfonso XII de El Retiro. Estos están hechos de piedra y fueron retirados de allí debido a que la lluvia los estaba desgastando. Fueron sustituidos por unos de bronce. Ahora son inmovibles pues, de ser trasladados del almacén, el mas estado de la piedra haría que estos se deshicieran.

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Leones originales de El Retiro

Otro de los grandes protagonistas de La Casilla es una fuente dedicada al Dios Eolo que se iba a instalar en la glorieta de Cuatro Caminos. Cuando se terminó, se dieron cuenta de que era tan pesada que era posible de instalar en un lugar bajo el cuál transcurre el metro. Al final acabó aquí sin estrenar.

Junto a ella, las rejas que la II República retiró para abrir la Casa de Campo, un montón de escudos republicanos retirados por Franco, una escultura de Concepción Arenal o las fuentes que presidian la plaza de Callao antes de su peatonalización.

EL ARTE BUSCA UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD

Este almacén supone un debate para todos los historiadores. ¿Qué hacer con todas estas piezas? Hay algunas que se pueden reutilizar, otras, como las piezas del Puente de Segovia tiene un alto contenido histórico pero ningún tipo de utilidad.

El Museo de las Colecciones Reales que se abrirá a los pies del Palacio Real de Madrid parece ser que va a ser el destino de parte del material que hoy se almacena en La Casilla en búsqueda de una segunda oportunidad.

Para los que no se les ha encontrado otra opción, los canteros municipales han optado por reciclarlos. De hecho, las puertas de este desconocido reciento están construidas con piedras que un día formaron parte de algún monumento que adornaba las calles de Madrid.

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El tiempo pasa y las ciudades evolucionan. Conservar el patrimonio es una de las tareas a las que cualquier gobierno local tiene que dotar de carácter prioritario. Sin embargo, la larga historia de una ciudad como Madrid dificulta esta tarea.

Dicen de ciudades como Mérida o Roma que cada vez que escabas un poco, aparece un resto romano. Los que hoy descansan en La Casilla buscan una segunda oportunidad, quedando allí como testigos de lo que un día fue Madrid, sus calles y su inmenso patrimonio histórico.