La Cuesta de los Ciegos: un gran secreto bajo sus 250 escalones

Cerca de Las Vistillas, hay una calle que llama mucho la atención al que pasea por ella. Es imposible no acordarse de la Cuesta de los Ciegos si has tenido que subir sus más de 250 escalones.

Esta curiosa calle escalonada guarda bajo sus escalones un gran secreto. Sube con nosotros por las escaleras de la historia y viaja en el tiempo a cuando Madrid era una pequeña villa en lo alto de una montaña.

LAS VISTILLAS, UN LUGAR ESTRATÉGICO

El parque de Las Vistillas se encuentra en lo alto de un gran cerro. Madrid era una ciudad amurallada y el encontrarse sobre un gran desnivel la hacía un lugar totalmente estratégico.

El desnivel entre la zona del Palacio Real y el río Manzanares es bastante importante. Por este motivo, en este lugar hay numerosas construcciones diseñadas para salvaguardar esta barrera natural.

Cuesta Ciegos
La Cuesta de los Ciegos en los años 60

El monumental viaducto de la calle Bailén es un gran ejemplo de ello. También lo es la protagonista de esta historia, la Cuesta de los Ciegos. Esta calle escalonada une el antiguo barrio de la morería con la calle Segovia.

Es muy curioso porque esta calle popularmente también se la ha conocido como “arrastraculos”. Y es que antes de construir sus 254 escalones era un gran terraplén por el que más de un madrileño ha acabado derrapando. De ahí este mote.

EL MILAGRO DE LA CUESTA DE LOS CIEGOS

El origen del nombre de la Cuesta de los Ciegos es doble. Por una parte, hay uno que dice que se llama así porque en esta zona solían estar las chabolas en las que vivían los músicos ciegos de Madrid. Sin embargo, hay otra explicación más maravillosa que tiene que ver con la tradición cristiana.

Las Vistillas de Madrid, muchos siglos antes de ser un gran parque, era un bosque de madroños que maravillaba a todo el que paseaba por él. San Francisco de Asís llegó a Madrid tras hacer el Camino de Santiago y se enamoró del lugar.

Tanto le gustó esta zona que decidió instalar aquí una pequeña cabaña donde alojarse. Esta rudimentaria chabola se convertiría con los años en lo que hoy es la Basílica de San Francisco el Grande.

Cuesta Ciegos
Placa conmemorativa del milagro de San Francisco en la Cuesta de los Ciegos

Este santo vivía en la más pura humildad y se alimentaba de las limosnas que le daban. Un día, un fraile del convento de San Martín le regaló un ánfora de aceite. Cuando volvía a su casa, subiendo por la Cuesta de los Ciegos, sucedió algo sorpréndete.

Los invidentes salieron a pedirle limosna a San Francisco. El piadoso santo fue repartiendo el aceite mientras les embadurnaba los parpados con él. Milagrosamente, los ciegos recuperaron la vista. De ahí el nombre del lugar.

LA IMPORTANTE REFORMA DE LA CUESTA DE LOS CIEGOS

Siglos y siglos y cientos de madrileños cruzando por la Cuesta de los Ciegos hicieron que el estado de sus escalones empeorara. Era imposible andar por aquí sin acabar tropezando y llegar rodando a la calle Segovia.

En 1940, después de cientos de años, el Ayuntamiento de Madrid decide remodelar esta cuesta, dándole un nuevo aspecto que es el que hoy podemos disfrutar.

Cuesta Ciegos
El mal estado de la Cuesta de los Ciegos en 1931

Es muy curioso que, aunque su remodelación se llevó a cabo en plena postguerra, lo cierto es que a los pies de La Cuesta de los Ciegos hay un elemento que nada tiene que ver con el franquismo.

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Fuente de la Cuesta de los Ciegos | Carlos Viñas

En la placita de entrada, justo antes de empezar a subir los escalones, se encuentra una pequeña fuente que abastecía de agua a los vecinos del lugar. Lo curioso es que está adornado con un escudo de la época republicana. Lo podemos comprobar por la corona que tiene el heraldo. Como podemos ver, tiene forma de castillo y no de corona real.

EL MADRID SECRETO BAJO TIERRA

La Cuesta de los Ciegos, además de ser testigo de numerosos resbalones, guarda bajo sus escalones un secreto. Madrid fue edificada sobre aguas subterráneas y en el subsuelo esconde auténticos tesoros.

Se sabe que el barrio de la Morería tenía un submundo interior muy interesante. Bajo sus calles existe un gran entramado de túneles que servían tanto para transitar personas, como para que el agua recorriera la ciudad.

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Cuesta de los Ciegos, años 30

Uno de esos túneles se encuentra justo bajo la Cuesta de los Ciegos. Con más de 2 metros de altura y 1,20 metros de ancho, los historiadores estiman que por aquí llegaron a transitar bastantes personas. Además, esta construcción subterránea conecta con el Palacio Real, por lo que no es de extrañar que por aquí huyera de la ciudad más de uno.

Por estos túneles ahora solo circulan ríos de agua limpia y ratas. Ojalá llegue el día en el que Madrid recupere este patrimonio subterráneo tan desconocido para muchos, pero profundamente interesante.