La Casa de las Flores: una historia llena de vecinos ilustres

Al pasear por la calle Princesa hay una esquina que llama la atención, no es otra que la mítica Casa de las Flores. Con una arquitectura totalmente única, este edificio es parte de la misma historia de Madrid.

Hoy vamos a repasar la apasionante historia de este edificio. También conoceremos a sus más ilustres vecinos. Móntate en la máquina del tiempo y viaja hasta el Madrid de la década de los 30 del siglo pasado.

UN PLAN PARA AMPLIAR MADRID

La historia de Madrid va unida a numerosas ampliaciones que adaptaban la ciudad a este crecimiento descontrolado de nuevos habitantes. Cada vez que la capital crecía, parte de ella cambiaba.

El Plan Castro era un proyecto destinado a ampliar Madrid hacia la zona de Princesa. En aquel tiempo, este barrio era prácticamente las afueras de la capital. Hoy llamarían loco a cualquiera que diría que Moncloa está fuera del centro.

Casa de las Flores
Ciudad Universitaria en construcción en 1931

La idea era crear un nuevo ensanche de Madrid. El Plan Castro culminaría con la llegada de la II República. Más allá de este barrio recién nacido tendríamos una Ciudad Universitaria que empezaba a ver la luz.

La empresa que mandó construir la Casa de las Flores no fue otra quel Banco Hispano Colonial. Serían ellos los que facilitarían la financiación para construir un edificio tan singular y tan único con este. Las casas eran vivienda social destinada a repoblar este barrio que, en aquel momento, solo era campo.

ASÍ ES LA CASA DE LAS FLORES POR DENTRO

El arquitecto al que se le encargó el diseño fue Secundino Zuazo. Este artista del ladrillo fue también el padre de los Nuevos Ministerios de la Castellana. La obra tardaría dos años, quedando inaugurada en 1932.

La Casa de las Flores de Zuazo se convirtió en todo un referente y modelo para la arquitectura de los años 50. Su diseño era muy particular y nunca visto en una ciudad como Madrid.

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Uno de los patios de la Casa de las Flores

En primer lugar podemos observar un corredor ajardinado a modo de fachada. Además de ello, cuenta con cinco pisos construidos con ladrillo naranja. En total alberga 288 viviendas en su interior.

Dentro también podrás encontrar tres patios ajardinados. El concepto era construir un edificio en el que, al entrar, pudieras olvidarte de todo lo que hubiera fuera. Entrar en la Casa de las Flores es como salir de Madrid.

LOS ILUSTRES VECINOS DE LA CASA DE LAS FLORES

La Casa de las Flores de Madrid aún hoy es un bloque de vecinos de toda la vida. Los que hoy tienen su dirección aquí quizás no saben que en su misma casa vivieron personajes históricos de primer nivel.

Uno de ellos fue  Pablo Neruda. En 1934 este escritor fue nombrado cónsul y tuvo que venirse a vivir a Madrid. Para encontrar un lugar donde alojarse  contó con la ayuda de su gran amigo y también escritor Rafael Alberti. El poeta gaditano fue el encargado de buscarle esta casa a Neruda y aquí vivió varios  años.

Casa de las Flores
Monumento a Pablo Neruda en la fachada de la Casa de las Flores

Con tal personalidad entre los vecinos, no era de extrañar que la Casa de las Flores se convirtiera rápidamente en un lugar de encuentro de los intelectuales más importantes del momento. Por sus viviendas y patios ajardinados en seguida se empezaron a formar numerosas tertulias a las que acudían genios como Lorca, Cernuda o Miguel Hernández.

También vivió en la Casa de las Flores Severo Ochoa. Definitiva este lugar tenía algo único que lo  convertía en todo un imán para los grandes genios que vivieron en la capital.

UN BARRIO QUE FUE FRENTE DE GUERRA

La Guerra Civil cambió todo el paisaje de Madrid y la Casa de las Flores salió muy mal parada. Su cercanía a uno de los frentes de la contienda hizo que sufriera numerosos desperfectos.

Casa de las Flores
Así quedó la Casa de las Flores durante la Guerra Civil

Pablo Neruda le escribiría un triste poema a aquella casa que perdió la alegría en medio de un mar de balas:

“Yo vivía en un barrio de Madrid, con campanas, con  relojes, con árboles. (…) Mi casa era llamada la casa de las flores, porque por todas partes estallaban geranios.

Y  una mana todo estaba ardiendo (…) y desde entonces fuego y desde entonces sangre”

Neruda se encontraba en Chile en el momento del bombardeo, sin embargo, hizo un viaje  a Madrid para visitar su querida casa junto a su gran amigo Miguel Hernández. Esto volvería a escribir de ella:

“Subimos y abrimos con cierta emoción la puerta del departamento, la metralla había derribado ventanas y trozos de pared. Los libros se habían derrumbado de las estanterías… Aquel desorden era  una puerta final que se cerraba en mi vida”.

Durante la Guerra Civil, el lateral de la Casa de las Flores que da a la calle Hilarión Eslava se convirtió en cuartel de las fuerzas republicanas. El de la calle Gaztambide fue una cárcel. Aquellos arcos  que habían sido testigos de grandes alegrías hoy flanqueaban dolor y tristeza.

EL RECUERDO DE UN TIEMPO PASADO

Tras la Guerra Civil, la Casa de las Flores sería restaurada en la década de los 40.  Las terrazas amplias de estas viviendas se convertirían en todo un referente.  Antes, en Madrid, nunca se hacían este tipo de construcciones, solo balcones pequeños.

Los vecinos que aún siguen habitando estas casas tan  singulares recuerdan aquel tiempo en el Arguelles era un barrio humilde, de personas sencillas. La  Casa de las Flores no era otra cosa que vivienda social.

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“Aquí se desayunaba y se comía en la terraza, eran lugares únicos” cuentan sus habitantes. Ahora se lamentan que con  el ruido y la contaminación es imposible seguir esos rituales tan tradicionales. 

La Casa de las flores fue un hito en la arquitectura madrileña. Pensar que entre sus patios corrieron genios de la talla de Neruda o Lorca nos hace pensar de lo importante que es conocer la historia de Madrid, sus edificios y sus gentes.