El Retiro nunca dejará de sorprendernos. Este inmenso parque tiene aún muchas historias por descubrir. Una de las más interesantes es la de la desaparecida Real Fábrica de Porcelanas.
Concebida como una real manufactura de porcelanas, esta fábrica mantuvo el secreto de su fama internacional tras un gran foso. Recorre sus secretos desde que los franceses la utilizaron de cuartel hasta el momento en el que los ingleses mandaron incendiarla.
LA IMPORTANCIA DE LAS REALES MANUFACTURAS NACIONALES
Carlos III llegó a España con ganas de remodelar el país y convertirlo en un territorio puntero en Europa. La ilustración había llegado en la segunda mitad del siglo XVIII y, con ella, grandes avances tecnológicos y sociales.
Una de las propuestas de este rey fue llenar Madrid de Reales Manufacturas. Estas eran fábricas al servicio de la misma corona que daban empleo a los madrileños a la vez que fabricaban productos artesanales.
Porcelana, tapices, cristales, loza fina, relojes… eran parte del amplio catálogo de productos de lujo que fabricaban estas manufacturas reales a lo largo de toda España.
Carlos III ya había encargado construir una en Nápoles, cerca de su Palacio Real. Aquí quiso copiar este proyecto y construir una Real Fábrica de Porcelanas en Madrid.
desde napoles vinieron los mejores artesanos
Para ello, mando traer desde Italia a los mejores maestros especializados en porcelana. También importó de allí todas las materias primas e instrumentos necesarios para poder fabricar este tipo de productos.
EL GRAN SECRETO DE LA REAL FÁBRICA DE PORCELANA
La Real Fábrica de Porcelana se encontraba donde hoy se emplaza la famosa estatua del Ángel Caído de El Retiro, en la zona que antes se conocía como Huerto de los Franceses. El edificio contaba con tres pisos y seis pabellones.
Antes de su construcción, aquí se encontraba una pequeña ermita del siglo SVII dedicada a San Antonio de los Portugueses. Esta sufrió un incendio, por lo que, tras restaurar su interior, se instaló aquí la nueva manufactura real.
La ya desaparecida iglesia tenia un diseño curioso pues estaba rodeada de un foso de agua. Este se mantuvo cuando se instaló aquí la Real Fábrica de Porcelana. Esta fortificación hacía que solo se pudiera acceder al recinto por una única entrada.
Además de ello, la forma en la que se fabricaban las piezas de cerámica se mantenía bajo secreto de Estado. Nadie podía conocerlo. Esto, unido al gran foso, le otorgó una gran aura misteriosa a este lugar de El Retiro.
LA FAMA INTERNACIONAL DE LA PORCELANA ESPAÑOLA
Todos querían imitar a la Real Fábrica de Porcelana de El Retiro, pero nadie podía. Ese secreto fue el más buscado durante muchos años. Las piezas eran de una calidad tan excelente que era envidiada a nivel mundial.
La fama era internacional. Hay piezas fabricadas en esta manufactura española repartidas por todo el mundo. Todos querían tener porcelana española ‘made in Madrid’.
Los madrileños, con su curiosa capacidad de ponerle motes a todos, en seguida bautizaron a esta fábrica tan especial. La Real Fábrica de Porcelana de Madrid era conocida como ‘La China’, refiriéndose a esos grandes productos que creaba en su interior.
EL CUARTEL GENERAL DE LOS FRANCESES
En 1808 los franceses llegaron a Madrid y decidieron hacer de El Retiro su bastión franco. La Real Fábrica de Porcelana de El Retiro estaba en un lugar privilegiado, pues se encontraba en un alto.
Además de ello, su foso y su única entrada la convertían en el lugar ideal para instalar aquí el cuartel general de Napoleón. Así lo hicieron. De hecho, una los enfrentamientos más importantes de la Guerra de la Independencia fue la llamada Batalla de El Retiro.
Tan grande fue la Batalla de El Retiro que décadas después se siguen encontrando restos de estos acontecimientos. Cartuchos, bombas y artillería aparecen de vez en cuando en las inmediaciones del lugar.
Las condiciones en las que quedó el edificio una vez finalizado la contienda fueron deplorables. Lo mismo pasó con otras construcciones de El Retiro como la Casa de Fieras.
LA ENVIDIA DEL DUQUE DE WELLINGTON
La alianza con Inglaterra fue fundamental para poder derrotar a los franceses. El duque de Wellington fue el encargado de comandar las tropas británicas en su intervención en España.
Cuando los franceses abandonaron El Retiro, este general inglés mandó destruir todas las fortificaciones en las que se habían alojado las tropas galas. El patrimonio que se perdió tras la contienda fue tremendo e irrecuperable.
La excusa que daba Wellington era que, de esta manera, se podría evitar que los franceses se volvieran a agrupar en estos lugares. Lo cierto es que detrás de esta medida se escondía cierta envidia.
La Real Fábrica de Porcelanas de El Retiro era la envidia mundial. Muchas otras industrias la envidiaban. Además, ninguna podía acceder al preciado secreto de su éxito.
la porcelana inglesa, gran competidora de la española
Inglaterra era uno de los países que competía con España en esta industria. Las malas lenguas dicen que Wellington mandó su destrucción para quitarse de golpe un competidor directo.
Cierto o no, el 31 de octubre de 1812 las tropas británicas incendiarían el edificio, pereciendo la Real Fábrica de Porcelanas de El Retiro para siempre.
EL LEGADO DE LA REAL FÁBRICA DE PORCELANAS
Las piezas de la Real Fábrica de Porcelanas se encuentran repartidas por todo el mundo. Su fama internacional hizo que todo el mundo quisiera tener sus diseños.
La mayoría de los productos fabricados en las manufacturas reales eran de lujo, por lo que estaban destinadas a las clases más pudientes o a la mismísima familia real.
En aquella época se puso muy de moda entre las clases pudientes tener una sala completamente forrada de porcelana. El Palacio Real de Madrid también tiene otra en su interior.
Pero sin duda, la gran joya de la corona se encuentra en el Gabinete de Porcelana de Aranjuez. Esta sala, diseñada por Giuseppe Gricci, serviría como parte del despacho de Carlos III. Años después sería la sala de música de la reina Isabel II.
RECUPERAR LA MEMORIA DE LA REAL FÁBRICA DE PORCELANAS
La Real Fábrica de Porcelana de El Retiro desapareció casi sin dejar huella. Pocos son los madrileños que conozcan la existencia de tan importante institución.
Sin embargo, un proyecto arqueológico quiso resucitar de sus cenizas a esta manufactura real. En 1996 se iniciaron una serie de excavaciones para recuperar los restos del edificio.
En las inmediaciones de la Huerta de los Franceses se encontraron numerosos trozos de porcelana. También aparecieron múltiples restos de aquella famosa Batalla de El Retiro contra los franceses.
Se descubrió a su vez que existía una noria que proporcionaba agua a la fábrica desde una cercana alberca. Pero sin duda, lo más sorprendente se encontraba bajo sus cimientos.
Esta fábrica poseía bajo suelo una galería subterránea de más de 1 kilómetro de longitud. Al parecer conectaba sus instalaciones con Atocha. Según cuentas los historiadores, esta pudo ser utilizada por Napoleón durante la Guerra de la Independencia.
Este túnel secreto se encuentra cerrado al público. Se mantiene en secreto, como todo ese mundo subterráneo que alberga Madrid y que espera paciente a ser descubierto.