La curiosa historia de amor que esconde la Ermita de la Virgen del Puerto

A orillas del río Manzanares se encuentra una pequeña construcción que muchas veces pasa desapercibida para muchos de los paseantes. Esta es la ermita de la Virgen del Puerto.

Este pequeño templo fue un capricho del Marqués de Vadillo que, gracias a un milagro, daría lugar a una de las romerías más famosas de Madrid: La Melonera. Conoce esta curiosa historia de amor a orillas del Manzanares.

El ‘antiguo’ Paseo Nuevo de la Corte

Cuando llegó Felipe V a Madrid, se decide embellecer los alrededores del gran alcázar de la capital. Para ello, se inicial una serie de reformas para convertir la orilla del Manzanares en un gran paseo.

Los borbones querían despojar a Madrid de su carácter de pequeña villa. Por este motivo, estos primeros reyes de esta nueva dinastía francesa serían recordados por sus grandes inversiones en obras públicas.

En aquel tiempo, aquella zona de Madrid era simplemente una de las entradas a la ciudad. Por allí desfilaban a diario cientos de lavanderas que bajaban al río a lavar la ropa a mano.

Virgen del Puerto
Lavanderas en el río Manzanares en 1923

El arquitecto encargado de realizar tal encargo fue Pedro de Ribera. Lo primero que hizo fue ordenar el terreno existente entre el río madrileño y el Campo del Moro.

Este era un famoso arquitecto madrileño, que nació en el barrio de Lavapiés. Otra de sus obras más famosas serían el Puente de Toledo, la Iglesia de San Cayetano y numerosos palacios de nobles de la capital.

El Marqués de Vadillo: uno de los grandes corregidores de Madrid

El que depositó toda su confianza en Pedro de Ribera fue Francisco Antonio de Salcedo y Aguirre, marqués de Vadillo. En tiempos de Carlos III y Felipe V fue corregidor de Madrid hasta su muerte.

Aunque nació en Soria, su familia tenía territorios en Extremadura. Por este motivo, pasaba largas temporadas en aquellas tierras hasta que, a finales de 1689 fue nombrado corregidor de la ciudad de Plasencia.

Virgen del Puerto
Marqués de Vadillo

Allí mantendría una relación muy íntima y fuerte con la patrona de la capital del Jerte: la Virgen del Puerto. Esta devoción marcaría su vida y su paso por la ciudad de Madrid.

La leyenda cuenta que la Virgen del Puerto de Plasencia debe su nombre a que esta talla fue trasladada desde el puerto de Lisboa a la ciudad extremeña durante la invasión árabe. A partir de aquí se convertiría en su patrona.

El Marqués de Vadillo se fue de Plasencia siendo muy querido. Cuando llegó a Madrid fue nombrado corregidor de la Villa. Este fue muy conocido por la cantidad de festejos que organizaba anualmente.

La curiosa historia de amor que esconde la Ermita de la Virgen del Puerto Virgen del Puerto Plasencia 01
Virgen del Puerto, patrona de Plasencia

Uno de sus encargos fue construir una ermita en honor a su querida virgen placentina en medio del Paseo Nuevo de la Corte. A partir de aquí, este cambiaría el nombre a esta vía y pasaría a ser “Paseo Virgen del Puerto”.

La ermita de la Virgen del Puerto, el capricho del Marqués de Vadillo

La ermita de la Virgen del Puerto es una de las primeras construcciones barrocas que se pueden encontrar en España. Además de ser un capricho del Marqués de Vadillo, esta se construyó para que las lavanderas cumplieran con sus obligaciones religiosas.

La iglesia se empezó a construir bajo el mando de Pedro de Ribera en el año 1716 y tan solo hicieron falta dos años para que esta fuera realidad. Además del templo, este arquitecto diseñaría también el paseo que trascurre desde el Puente de Segovia al Campo del Moro.

Virgen del Puerto
interior de la Ermita de la Virgen del Puerto de Madrid

Durante la Guerra Civil, este lugar de Madrid se convirtió en todo un frente de batalla. Por este motivo, la pequeña ermita acabó prácticamente destruida. De hecho, estos destrozos hicieron que tanto el retablo como la virgen se perdieran.

Lo que hoy podemos encontrar aquí es una reconstrucción que se realizó en el año 1945. La Virgen del Puerto de Madrid es una copia de la talla que se encuentra en Plasencia.

Virgen del Puerto
Ermita de la Virgen del Puerto derruida durante la Guerra Civil

Antes de morir, el Marqués de Vadillo pediría ser enterrado a los pies de la Virgen del Puerto de esta madrileña ermita. Allí se puede visitar el sepulcro de uno de los grandes corregidores de Madrid.

La verbena de la Melonera, la última oportunidad del año de bailar un chotis

Igual de importante que el propio templo es la explanada que rodea a la Ermita de la Virgen del Puerto. Allí surge una de la fiesta que da fin a la temporada de verbenas madrileñas.

El 8 de septiembre era tradición sacar a la Virgen del Puerto en procesión por la orilla del Manzanares. Allí todo se engalanaba con flores y todos los madrileños acudían a venerar fielmente a esta imagen.

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Romería de la Virgen del Puerto

Esta romería es conocida como ‘La Melonera’. Y el origen de su nombre es doble. La primera leyenda cuenta que había una novia apunto de casarse en el altar, pero el novio la dejó plantada.

Cuando la virgen (melonera) viene, la golondrina se va”

Dicho popular madrileño

La joven le pidió a la virgen que este volviera y ella le concedió tal milagro. En agradecimiento, esta chica robó un melón y lo llevó a la ermita como ofrenda por tal favor.

La Virgen del Puerto, sin embargo, una noche se le apareció en sueños. Esta le dijo a la novia que si conseguía que su novio se comiera el melón, este sería el mejor marido del mundo.

La otra versión es menos fantasiosa y cuenta que en aquellas inmediaciones los fruteros solían instalar un montón de puestos vendiendo melones. De ahí que adquiriera este curioso nombre.

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Puesto de melones en las inmediaciones de la ermita

Durante la guerra civil, esta verbena se desplazó a un lugar más seguro y se empezó a celebrar en el distrito de Arganzuela. Cuando todo se tranquilizó, nunca más volvió a su lugar original.

‘La Melonera’ es la última verbena del año. Con ella se le da fin al verano y la bienvenida al otoño. Es la última oportunidad que tienen los madrileños de lucir mantón y bailar chotis al aire libre.