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Las interminables colas del hambre que reflejan la pobreza de las familias madrileñas

Amanece en la Plaza de San Amaro a escasos metros del estadio Santiago Bernabeú. Allí, una larga cola de personas con carritos vacíos inunda la plaza. Son las colas del hambre, a las que cada día miles de residentes en Madrid para pedir comida porque no tienen ni para comer.

Las personas que acuden a estas colas del hambre son familias derivadas de servicios sociales, así como inmigrantes aún no empadronados o personas a pie de calle que necesitan ayuda.

Brunilda es una señora de 66 años que lleva unos meses viniendo a la iglesia de San Amaro a pedir comida. La colombiana ha trabajado toda su vida de camarera en una conocida cadena de restaurantes, ahora está jubilada y los problemas administrativos y la petición de documentos infinitos han provocado que no reciba ninguna prestación social. “No les pongan las cosas tan difíciles”, nos pide entre lágrimas Brunilda.

Susana también hace cola en la plaza acompañada de su prima y su bebé de pocos meses. La carabanchelera tiene cuatro hijos, entre ellos, una niña de 14 años que la ayuda con sus hermanos. Susana no recibe ningún subsidio estatal y además, los padres de sus hijos tiene dificultades para pasarla la pensión de alimentos de los menores. “¿Cómo puedo trabajar con un bebé?”, se pregunta Susana que vive de la caridad mientras espera que le llegue el ingreso mínimo vital que solicitó en agosto del año pasado. Si es que algún día llega.

El estado de alarma provoca el estallido social

Aunque parezca mentira, la pobreza es una realidad en un país desarrollado como el nuestro. La pandemia ha agraviado la situación económica de muchas familias las cuales nunca antes habrían imaginado pidiendo alimentos.

En San Amaro, la Fundación Madrina lleva 20 años repartiendo comida a los más necesitados pero cuando antes acudían cientos de ciudadanos ahora acuden 3.500 personas al día según fuentes de la ONG.

Muchas de estas familias en situación de necesidad son españolas que han visto cómo sus negocios y su actividad profesional se ha visto paralizada por la crisis económica derivada del coronavirus.

La pandemia se agrava entre las familias más vulnerables. Como es el caso de Brunilda que vive en una casa ajena con varios desconocidos donde el coronavirus les ha llegado a todos puesto que no tienen recursos para protegerse contra la enfermedad.

La Fundación Madrina al lado de los pobres

La Fundación Madrina a parte de repartir alimentos, les proporciona atención sanitaria y se proporcionan todo tipo de suministros para hacer más fácil la vida en el hogar. Por ejemplo, se reparten bombonas enérgicas que sirven para paliar la pobreza energética que afecta a miles de familias en nuestra región.

Además, la ONG también tiene otras iniciativas como ‘Los pueblos Madrina’ que consiste en el realajo de familias vulnerables en territorios despoblados, mermando así el problema de la España vaciada y dando una nueva oportunidad a estas familias en situación de necesidad.

Conrado Giménez, presidente de la Fundación Madrina, nos explica la dramática situación que viven a diario miles de familias: “El estado de alarma en vez de ser utilizado para temas políticos debería ser utilizado para resolver este desastre humanitario que está generando la mala gestión de la pandemia” ¡Dale al play y escucha la entrevista integra!