El reloj de la Puerta del Sol, fiel testigo de la historia de Madrid

El reloj de la Puerta del Sol lleva años siendo testigo fiel de la historia de la ciudad de Madrid. Asesinatos, revoluciones, campamentos improvisados… todo ha pasado bajo su atenta mirada. Con casi 155 años a sus espaldas, por debajo de sus manecillas trascurren a diario cientos de madrileños ajenos a la curiosa historia que atesora.

A pocas horas de dar puntual, una vez más, la bienvenida a un nuevo año, vamos a recorrer su vida. Desde su llegada, hasta aquellos momentos en los que hizo templar a todo un país esperando escuchar sus campanadas.

Los tres relojes de la Puerta del Sol

Originariamente, la Puerta del Sol no era tal y como hoy la conocemos. Estaba formada por un conjunto de edificios que posteriormente se demolieron para darle la amplitud actual. Entre ellos se encontraba la iglesia del Buen Suceso, que se ubicaba donde actualmente está una tienda de telefonía.

El reloj de la Puerta del Sol, fiel testigo de la historia de Madrid mh 18340
Iglesia del Buen Suceso en la Puerta del Sol de Madrid

En lo alto de la torre de dicha iglesia había un reloj donde los madrileños miraban la hora. Sin embargo, solo tenía una manecilla y era muy poco fiable. En 1854 se derriba la iglesia y los habitantes de la capital se quedaron sin aquel fiel compañero. Para solucionar esto, se instaló un nuevo reloj en el Edificio de la Gobernación, donde se encuentra el actual.

El nuevo reloj tenía tres esferas, pero a pesar de ello, no funcionaba muy bien. Fallaba tanto que hasta le escribieron una coplilla:

Este reloj tan falta que hay en la Puerta del Sol, dijo un turco a un español, ¿por qué funciona tan mal? Y el turco con desparpajo contestó cual perro viejo: “Este reloj es el espejo del Gobierno que hay debajo.

Los madrileños seguían sin poder conocer la hora cuando paseaba por la Puerta del Sol, pero se pensó la solución definitiva. Contactaron con el relojero español más prestigioso de la época: José Rodríguez ‘Losada’. A este se le encargó fabricar un reloj que no fallara jamás para acabar con el dilema que atormentaba a Madrid. Losada aceptó encantado.

Se puso manos a la obra y tardó tres años en construir el famoso reloj de la Puerta del Sol. Estaba tan orgulloso del encargo que decidió no cobrar nada y regalarle su obra al pueblo de Madrid. El 19 de noviembre de 1866 Isabel II inauguraría el nuevo reloj como parte de la celebración de su cumpleaños.

Las veces que Madrid casi se queda sin su reloj más famoso

Tan bien hizo Losada el reloj que solo se retrasa cuatro segundos al mes. Su péndulo mide tres metros y se utilizaba, principalmente para marcar la salida de los coches y diligencias que salían de la Puerta del Sol.

En 1928, la personalidad de este reloj se hizo notar. Una de sus pesas se desprendió de la estructura. Su peso era tan alto que fue capaz de traspasar el suelo hasta llegar a estamparse en el suelo del despacho del mismo Gobernador.

El reloj de la Puerta del Sol, fiel testigo de la historia de Madrid 5322f1bfa1d27721a700a51c3a7e1482
El reloj de la Puerta del Sol en el año 1920

Pocos años después, también fue testigo de uno de los momentos más tristes de la historia de España. Durante el desarrollo de la Guerra Civil en la capital, la Puerta del Sol fue blanco de numerosos ataques aéreos. En 1938 uno de esos obuses fue capaz de atravesar una de las esferas del reloj de un lado a otro. Sin embargo, milagrosamente, su maquinaria no fue dañada.

Tras la contienda, el reloj de la Puerta del Sol siguió acompañando a los españoles a través de las ondas. Radio Nacional de España decidió utilizar el sonido de sus campanadas como señal horaria. Esta se emitía justo antes de los noticiarios.

En 1954 Madrid casi se vuelve a quedar sin su querido reloj. El mismo embajador de Venezuela quedó tan fascinado con él que le hizo una oferta al Ayuntamiento de Madrid para comprárselo y llevárselo a su país. Finalmente se dijo que ‘no’ y el reloj siguió dando la hora en la Puerta del Sol.

Las doce uvas, una tradición que nace en Madrid

Cada 31 de diciembre cientos de madrileños se citan bajo las manecillas del reloj de la Puerta del Sol para dar la bienvenida al nuevo año. Esta vez, por primera vez en la historia desde que se tiene conocimiento, no se va a poder celebrar esta tradición debido a las restricciones por la pandemia.

No se sabe muy bien de dónde viene la tradición de comer uvas el 31 de diciembre, pero dicen que esta se remonta a 1909. Aquel año hubo una magnifica cosecha de uvas en todo el país. Había tal excedente que era imposible de vender. A un grupo de agricultores de la costa se le ocurrió hacer correr el rumor de que comer 12 uvas el día de fin de año justo a las doce de la noche daba suerte. Esto animó a la gente a comprar racimos para atraer la buena fortuna.

Esta es una de las versiones sobre el origen de la tradición. No obstante, en la prensa madrileña de 1897 ya aparece reflejada la costumbre de comer uvas. Esto desmontaría la teoría anterior y fijaría en Madrid el origen de esta tradición navideña. Así lo recoge el periódico el periódico El Imparcial en sus páginas:

Las uvas milagrosas. Para obtener la dicha durante un año entero es preciso comer doce uvas el 31 de diciembre, al sonar la primera campanada de las doce de la noche

El Imparcial | 1897
El reloj de la Puerta del Sol, fiel testigo de la historia de Madrid Alfonso XIII en Madrid
El rey Alfonso XIII contemplando la ciudad de Madrid

Lo que sí se sabe es que Alfonso XIII era un gran aficionado a tomarse las doce uvas de la suerte en la Puerta del Sol. El Rey se vestía de incógnito y recorría los pocos metros que separan el Palacio Real del reloj de Gobernación para dar la bienvenida al nuevo año entre madrileños.

Las ‘malas pasadas’ del reloj de la Puerta del Sol

El reloj de la Puerta del Sol tiene una personalidad muy marcada que de vez en cuando se deja ver. Fue en el año 1962 cuando esta tradición se retransmitió por primera vez por televisión. El primero en felicitar a los españoles el nuevo año desde este emblemático lugar fue Matías Prats (padre). Desde entonces, Televisión Española ha emitido las campanadas desde la Puerta del Sol de manera ininterrumpida.

En el año 1990 tuvo una avería la tarde previa a las campanadas. El cable de un técnico de televisión se enredó en la maquinaria haciendo que esta se estropeara. Un operario del ayuntamiento se pasó toda la noche del día 30 de diciembre y parte del 31 intentando reparar las piezas dañadas para que el reloj volviera a ser el protagonista de la Nochevieja madrileña.

El reloj de la Puerta del Sol, fiel testigo de la historia de Madrid 0e9044ac a5be 4e4e 9116 ff553e368d0e source aspect ratio default 0 edited
Presentadores de las Campanadas de 1996, las más rápidas de la historia

Seis años después, en 1996, este popular reloj decidió adelantar su pulso. Esto hizo que las campanadas sonaran más seguidas. Debido a esto, media España recibió al nuevo año atragantados por las uvas. Si de normal las campanadas duran 36 segundos, ese año se redujo a tan solo 17.

A partir de aquel momento, el relojero encargado de cuidar al reloj de la Puerta del Sol decidió que las campanadas tenía que tener truco. Para ello, ralentizó el tono, poniendo tres segundos entre uva y uva. Esto evitaría que estas ocasionaran una desgracia en los hogares españoles.

El reloj de Sol nunca ha dejado de celebrar la nochevieja, hasta ahora

Nuestro protagonista se engalana cada 31 de diciembre desde tiempos inmemoriales. Ni siquiera en los tiempos más duros se quedó sin público que contemplara el repiquetear de sus campanas.

El reloj de la Puerta del Sol, fiel testigo de la historia de Madrid AD03296
Imagen de la Puerta del Sol tras un bombardeo (1937) | Juan Miguel Pando Barrero

Durante la Guerra Civil española, Madrid vivía una situación realmente crítica. El asedio y los continuos bombardeos amenazaban continuamente a la población. Así narraba el periódico ABC la nochevieja de 1938:

Las calles de Madrid, antaño alborotadas por el bullicio de los que acudían a la Puerta del Sol para comer las uvas al acompañado sonar de las doces últimas campanadas del reloj de Gobernación, aparecieron ayer, como el año último, silenciosas y desiertas.

Los madrileños, conscientes, percatados de la gravedad del momento que vive España y del papel que en su historia están desempeñando, pasaron por alto esta fiesta como tantas otras

ABC | 1938

Sin embargo, sabemos por los cronistas de la época que, a pesar de la duda situación que atravesaba la ciudad, fueron varios los valientes que desafiaron al peligro de las bombas. Numerosas personas siguieron acudiendo fieles a su cita con el reloj de la Puerta del Sol para dar la bienvenida entre obuses al nuevo año.

Es curioso cómo las palabras de la prensa de la época podrían ser trasladadas a la perfección a la realidad más reciente. Este año, por primera vez, no se va a poder celebrar las campanadas en la Puerta del Sol de Madrid.

El reloj de la Puerta del Sol, fiel testigo de la historia de Madrid 372 nochevieja 1971
Nochevieja de 1971 desde la Puerta del Sol

Como en los años 30, tenemos un enemigo invisible que desde fuera nos amenaza. Por ello, el pueblo de Madrid debe demostrar la resistencia que le caracteriza para que el Coronavirus no cause más daño en la población.

Si queremos seguir siendo testigos de cómo el querido reloj de Tosada nos regala sus campanadas, este año debe primar la responsabilidad. Por todas las uvas que los madrileños se seguirán tomando en la Puerta del Sol, este año toca quedarse en casa y esperar.