‘El viaje iniciático de Fermín Braguero’, una obra ligera y rebosante de humor en cada una de sus páginas

Bajo el seudónimo de Andrea Iocalente, este autor se ha impuesto a la ardua tarea de hacer reír a sus lectores.

CÍRCULO ROJO.-. Tras escribir una vibrante novela sobre los gulags soviéticos en plena ‘Guerra Fría’ y convertirse después en finalista del Premio Nadal de Novela en 2020, Andrea Iocalente, seudónimo con el que firma el autor sus novelas de humor, se ha decidido a publicar una obra más ligera con la que solo espera hacer pasar un buen rato a todo aquel que la descubra. “Quería, además, hacer algo nuevo y por mi personalidad y carácter me apetecía meterme en el género del humor. Y aquí está. De hecho, me ha encantado. El primero en reírse y pasarlo bien mientras lo escribía he sido yo, y puedo anunciar que será la primera novela de cuatro más de este género que pienso publicar. Una ya está escrita y lista; las otras dos, aún se están precalentando en el horno”, añade el autor.

Publicada en Círculo Rojo Grupo Editorial, El viaje iniciático de Fermín Braguero es una obra en la que el lector encontrará a dos personajes entrañables de los que se irá encariñando en cada frase. Conocerá al inocente de Fermín, y a Falán, un hindú práctico y con los pies en la tierra. Además, se reirá ante el montón de situaciones estrambóticas y ridículas en la que se ve involucrado Fermín.

Sinopsis

Fermín tiene una novia pija (muy pija), de padre rico (riquísimo), sofisticada y muy orientalista. El apocado protagonista decide convertirse en el hombretón interesante que cree que ella desea aprovechando un viaje a la India de su ”churri” para, o sea, meditar y, o sea, encontrarse a sí misma (o eso dice ella). 

Así, toma una drástica solución: hacer su propio viaje iniciático en busca de su interior (más cutre, claro, y sin salir de la ciudad).

Por fin llega el esperado día del regreso. El vuelo sufre un largo retraso y, mientras aguarda en la Terminal 4 de Madrid la llegada de su ”churri”, narra todas las peripecias vividas durante su caótico viaje iniciático a Falán, un indio que espera impaciente a su familia y que se convertirá en su particular, realista y pragmático Sancho Panza.

No, no será fácil explicarle por qué durante esas disparatadas semanas se vio en la consulta de acupuntura de una doctora china llamada Chu-Pa rodeado de cucarachas del tamaño de pollos de corral; ni por qué salió todo lo deprisa que pudo de unas clases de yoga impartidas por un tal Yago que lucía un descomunal y amenazante taparrabos; ni tampoco por qué, tras visitar la consulta de Alimentación y Felicidad Integral de la doctora Vanessa Manduca, sus partes (las de él, no las de la doctora) olían a lavanda, cítricos y frutas exóticas.

Cómo explicar a su nuevo amigo la causa de que le inflaran a palmetazos durante un pacífico curso de desarrollo personal por llevar colgada a su cuello la medalla de la Virgen de los Desamparados; o sus dificultades con un profesor gangoso de mindfulness; y, mucho menos, que un grupo de avispas decidieran una tarde calurosa acampar sobre su glande tras la visita a una enigmática tienda de té.

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