Beatriz Molina explica su experiencia como psicóloga

Beatriz Molina trabaja en una clínica llamada Capital Psicólogos desde hace varios años ya, donde, además de ser psicóloga y atender adultos de manera individual, familias y parejas, hace también funciones de dirección y formación a otros profesionales. A día de hoy, está orgullosa de tener un equipo que trabaja de manera humana y competente con pacientes de diferentes edades.

Esta psicóloga cuenta que tiene la suerte de ser una apasionada de su trabajo, pues resulta muy gratificante y útil poder estudiar y entender el cerebro humano y su funcionamiento, desde lo más profundo del ser, en la relación con uno mismo, hasta lo más global, en la relación con los demás. Le gusta poder acompañar a personas que, por estar inmersas en situaciones difíciles o haber vivido experiencias muy duras, o bien por no poder gestionar problemas del día a día, no saben cómo ayudarse ante estos y quedan atrapadas en situaciones que les hacen sentirse frecuentemente tristes, bloqueadas y perdidas, llegándoles incluso a debilitar o enfermar a nivel físico.

Y es que no hace falta haber vivido hechos muy traumáticos que hayan supuesto una amenaza a la vida para que una persona experimente una especie de continua angustia vital ante diversas cosas, como no poder dejar una relación que no funciona, sentir inseguridad en el trabajo, tener problemas con la familia o miedo a conducir. Estas son cosas normales y cotidianas, pero que, por la visión que alguien puede tener de ellas, llevan al agobio y a pensar que no hay escapatoria.

A veces la cabeza se convierte en un auténtico laberinto de pensamientos sin salida, y otras se puede caer en la trampa de buscar continuas distracciones que alejen del problema. Dicho de otro modo, una persona puede tener tendencias hiperreflexivas o evitativas en la forma de sentir, pensar y actuar sobre lo que le pasa, con lo que se ve dificultado el avance, debido a que no hay recursos de afrontamiento apropiados para dichas situaciones.

Todo el mundo sabe lo difícil que es cambiar a mejor, aunque exista el propósito… A veces, lo máximo que se consiguen son cambios parciales, pero con bastante frecuencia no son eficaces a largo plazo, y esto ocurre porque son procesos inconscientes y fisiológicos los que rigen la percepción de las cosas. Por eso, como explica Beatriz Molina, muchas veces la gente cae en el desgaste de la lucha consigo misma tras haber intentado repetidamente soluciones poco exitosas, llevando todo esto a no tener ni sensación de control ni de autoestima, pues dichas soluciones fallidas suelen estar acompañadas de grandes dosis de juicio por no entenderse a uno mismo.

Precisamente para que sus pacientes se puedan entender y aliviar su sufrimiento, a esta psicóloga le gusta explicarles de manera psicoeducativa en las primeras sesiones qué les pasa, por qué les pasa y qué factores han contribuido a desarrollar su problema tal y como es en la actualidad, desde una mirada integradora de diferentes factores, incluidos los neuropsicológicos. Parte del tratamiento también consiste en ver qué expectativas tienen de la terapia y establecer unos objetivos con ellos que les ayuden a sanar heridas y a sentirse más capaces y preparados.

Para ello, suele usar técnicas más modernas, pero probadas científicamente, que ayudan al cerebro a desbloquear la información o el aprendizaje que hace que los pacientes funcionen de manera desadaptativa con lo que les pasa, como son el EMDR y el Brainspotting, así como técnicas más clásicas de la orientación cognitivo-conductual, entre otras que tienen también objetivos similares. El hecho de tener una posición más neutral en el contexto terapéutico favorece que las personas que acuden a consulta se sientan más a gusto para poder expresarse que en su entorno, pues a veces se encuentran con juicios, recomendaciones banales o preocupaciones desmedidas que hacen que la persona no confíe en la ayuda dada.

Es importante destacar que la psicología es una ciencia, y por eso los psicólogos disponen de una guía metodológica y unas herramientas que les orientan en su trabajo, aunque, claro está, también deben ser flexibles para adaptar esas herramientas a la individualidad de cada uno de los pacientes. Esto favorece que tengan una visión enriquecida, más allá de lo teórico.

Se podría decir que el objetivo de Beatriz Molina en consulta es ayudar, guiar y acompañar a las personas a que se sientan más tranquilas y preparadas para afrontar lo que les daña, y que, por tanto, se sientan más contentas y felices en el día a día, transitando, aunque a veces no sea fácil, por un camino de autoconocimiento y mejora que resulta liberador y sanador al mismo tiempo.

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