La adicciones de la sociedad actual

La sociedad actual es adictiva.

La gente tiene el concepto asociado de que ser un adicto es algo vergonzoso y repudiado por la sociedad; que la persona adicta es un marginado social, un yonqui, un maleante, alguien que proviene de una familia desestructurada y un entorno marginal; que la adicciĂ³n solo engloba las drogas o sustancias adictivas. Pero nada mĂ¡s lejos de la realidad, la adicciĂ³n golpea a todo hijo de vecino sin pedir credenciales de posiciĂ³n social, economĂ­a o entorno, y no solo engloba la categorĂ­a de drogas o actitudes compulsivas, sino que va mĂ¡s allĂ¡. Esto no se refiere a las nuevas adicciones a la tecnologĂ­a y a nuevas drogas de diseño, sino que la adicciĂ³n engloba las adicciones emocionales, no censadas por las estadĂ­sticas de las instituciones nacionales sobre drogadicciĂ³n.

Las adicciones emocionales causan estragos en el entorno social, emocional, mental y conductual, no tan rechazadas socialmente ni tan demonizadas, pero igualmente dañinas, volviendo a las personas dependientes de esa emociĂ³n destructiva.

La adicciĂ³n, por definiciĂ³n, es un hĂ¡bito de conductas peligrosas o de consumo, en especial de drogas, y del que no se puede prescindir o resulta muy difĂ­cil hacerlo, por razones de dependencia psicolĂ³gica o fisiolĂ³gica. 

El maltrato hacia una mujer no estarĂ­a englobado en la definiciĂ³n de adicciĂ³n, pero, en algunos casos, deriva de una adicciĂ³n emocional de ambas partes. Esta provoca que se lleven a cabo, de forma impulsiva, acciones negativas que deberĂ­an rechazarse. La adicciĂ³n es especialmente visible en el caso de ella, que, a causa de la dependencia emocional generada, acaba pensando que merece el castigo, pierde todo su valor como persona y le es imposible escapar, igual que ocurre con una adicciĂ³n.

Son adicciones a una pareja sentimental, la dependencia a papĂ¡ y mamĂ¡, a emociones o sentimientos que llenan un vacĂ­o. Y es que las adicciones estĂ¡n ahĂ­ para llenar ese vacĂ­o emocional, tapar una carencia o un trauma, un conflicto emocional no resuelto.

La sociedad actual es consumista, competitiva, estresante, una realidad hostil, peligrosa, donde parece que algunas personas no tienen cabida. Por eso, es fĂ¡cil pensar que el consumo de alguna sustancia o el hĂ¡bito de una adicciĂ³n ayuda a escapar de esa realidad, da un respiro en ese infierno en el que se ha convertido la vida.

Desde la consultorĂ­a Francisco Guijalba estĂ¡n comprometidos con la superaciĂ³n de adicciones, el crecimiento personal y la transformaciĂ³n de vida. Llevan años empleando terapias revolucionarias para que las personas puedan superar su adicciĂ³n y puedan transformar sus vidas en algo increĂ­ble en el menor tiempo posible, con una recuperaciĂ³n eficaz y duradera, gracias a un equipo de profesionales dedicados de forma individualizada a cada cliente.

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