Pocos negocios pueden presumir de cumplir este año tres siglos. La Real Fábrica de Tapices, sin embargo, sí. Esta lleva instalada y en activo en Madrid desde el año 1721.
Coincidiendo con este aniversario, los Reyes de España han querido visitar sus instalaciones en esta fecha tan especial. Recorre su historia y conoce cómo es posible que siga fabricando tapices desde hace 300 años.
El ‘pique’ de Felipe V con los Países Bajos
Para hablar de los comienzos de esta institución hay que contar antes el origen de los tapiceros. Los árabes importaron a España una ostentosa costumbre que consistía en alfombrar las calles cuando por ella transcurría un acontecimiento importante.
Por este motivo, en el siglo XII, surgió un oficio que consistía en fabricar alfombras y tapices. Los tapiceros convirtieron a España en el primer país europeo en generar este tipo de manufacturas.
La familia real española compraba sus tapices a los productores flamencos. La Guerra de Sucesión hizo que España perdiera sus posesiones en los Países Bajos y, con ello, la relación comercial con ellos.
Para ello, Felipe V pensó que lo mejor era que España tuviera su propia fábrica de tapices. En una jugada totalmente maestra, le ofreció a la mejor familia de tejedores de Amberes venirse a Madrid para trabajar para no depender de los Países Bajos.
El monarca se salió con la suya y, de la mano de Jacobo Vandergote ‘El Viejo’ y su familia, instaló en la capital en el año 1721 lo que sería la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara.
Esta fábrica no solo se encargaría de abastecer de tapices y alfombras a la corte española. También tendría y tiene un importante papel en el trabajo de conservación de las obras ya tejidas.
La Real Fábrica de Tapices fue la envidia de Europa
La idea de Felipe V no era solo fastidiar a sus enemigos íntimos. Además de ello, el monarca pretendía fomentar la economía nacional. Lo consiguió, pues esta se convirtió en todo un referente europeo de los tejidos de lujo.
En sus inicios se encontraba muy cerca del Portillo de Santa Bárbara, en lo que era conocido como ‘Casa del Abreviador’. En aquel entonces esa zona pertenecía a los arrabales de Madrid.
Con los años, la capital fue creciendo más y más. A finales del siglo XIX, Alfonso XII decide trasladar la fábrica para realizar un nuevo ensanche en Madrid. La nueva ubicación estaría en un olivar frente a la Basílica de Atocha, lugar en el que ahora se encuentra.
Los pintores que hicieron brillar la Real Fábrica de Tapices
Durante el reinado de Carlos III la Real Fábrica de Tapices vivió una de sus épocas de esplendor. El monarca y el director artístico del centro consiguieron convertir la fábrica en toda una institución artística.
Para ello, convencieron a pintores de la talla de José del Castillo, Francisco Bayeu o Andrés de Ginés de Aguirre para que trabajaran en la fábrica diseñando tapices.
Estos artistas pintaban en cartón el boceto para los tapices. Posteriormente, los profesionales de los telares serían los encargados de transformarlos en tejidos de alta categorías.
Pero de entre todos esos pintores, hay uno que destaca. Ese es Francisco de Goya. Las obras que hizo el pintor aragonés para esta institución son consideradas como un género de la pintura en sí: los cartones para tapices.
La mayoría de ellos representan temas relacionados con la vida en campo, con escenas rurales y de fiestas populares. Esto era lo que Carlos III y su familia le encargaban.
En total Goya pintaría 7 series de cartones para tapices, cada una con una temática diferente. Una vez tejidos, estos tapices se utilizaban para decorar los palacetes reales.
El Museo del Prado es el encargado de restaurar y resguardar los Cartones para Tapices que pintó Francisco de Goya para la Real Fábrica de Tapices de Santa Barbara.
La gran idea para rescatar la fábrica
La Real Fábrica de Tapices dependía de la corona, por tanto, su historia está ligada a la mismísima historia de España. Cuando la monarquía iba bien, la fábrica iba bien. Lo contrario cuando la institución entraba en crisis.
Durante la Segunda República, esta pierde la protección de la corona. Los encargos comienzan a bajar y muchos de los empleados que trabajaban en la fábrica perdieron sus empleos.
Sus dueños le trasladaron el problema al presidente Niceto Alcalá Zamora. Finalmente se pensó en una solución: la Real Fábrica se encargaría de restaurar los tapices de desembarco del rey Alfonso V de Portugal en la Costa de de África.
Gracias a este encargo, que costó 150.000 de pesetas, se pudo salvar la institución y, con ella, los puestos de trabajo. Para poder visitarlos hay que ir a la Colegiata de Pastrana, en Guadalajara.
Trescientos años sin parar de funcionar
En el año 1996, la Real Fábrica de Tapices no atravesaba su mejor momento. Las administraciones públicas decidieron hacerse cargo de ella, creando una fundación cultural en su nombre.
Actualmente, esta institución se sigue dedicando a fabricar tapices y a restaurar tejidos. Desde mantones, banderas o uniformes militares, todos siguen pasando por los telares de esta histórica fábrica.
Este año 2021 la Real Fábrica de Tapices cumple tres siglos. Por este motivo, el consejero de Educación y Juventud, Enrique Ossorio, ha acompañado a Sus Majestades los Reyes en una visita a la institución.
El consejero ha destacado la importancia de la Real Fábrica como
institución centenaria de la Comunidad de Madrid desde su fundación en la
capital hace justo 300 años.
En los telares de la Real Fábrica de Tapices se ha tejido la propia historia de España. Sus tapices recogen toda la idiosincrasia de una sociedad que debe sentirse afortunada por poder seguir disfrutando, tres siglos después, de una institución como esta.
