Las interrupciones producidas durante el teletrabajo podrían causar estrés crónico

Con la llegada de la pandemia y la declaración del estado de alarma el pasado mes de marzo, la implantación del teletrabajo se convirtió en una realidad para muchos de los trabajadores españoles. Mucho se ha hablado desde entonces de los beneficios que este modelo laboral genera, sin embargo no debemos dejar de lado los inconvenientes: el incremento del estrés entre ellos.

Según un reciente estudio, llevado a cabo por un equipo interdisciplinario de la ETH Zürich (Escuela Politécnica Federal de Zúrich), el cuerpo produce más cortisol, la hormona del estrés, cuando las personas son interrumpidas repetidamente en el trabajo. Una situación que podría verse incentivada con el teletrabajo.

“La cuestión del estrés en nuestro entorno laboral ahora se ha vuelto más significativa todavía, ya que los espacios laborales, en muchos casos, se han trasladado a nuestras viviendas en este mal llamado teletrabajo. Aún sin ser así, todos los desempeños laborales se han visto afectados aunque los espacios no se hayan modificado”, explica Antonio Ruiz, experto en Neurociencia Aplicada e Integración Biotecnológica.

La gestión del estrés es una habilidad que cada vez se valora más en los entornos laborales y que, precisamente, la situación del COVID no ha venido a favorecer. El clima de incertidumbre y de incremento de estrés está haciendo que los niveles de cortisol aumenten y nuestra esfera emocional se vea afectada, repercutiendo en muchos casos en una toma de decisiones erróneas y demasiado emocionales ya que no podemos analizar todas las variables posibles.

Antonio Ruiz recomienda en una situación como la actual intentar controlar el aumento del nivel de estrés tan pronto como se detecte, ya que “si llegase a convertirse en una afección crónica podría conducir a estados de agotamiento que derivarían en un impacto negativo en la salud pública y traerían un considerado costo económico”, argumenta.

“Hacer uso de herramientas  propias de la neurociencia, como aprender a respirar para reducir la frecuencia cardiaca o caminar sin móvil durante algunos minutos por un espacio abierto, podría actuar de una forma muy efectiva para reducir el exceso de cortisol en sangre”, concluye Ruiz.