Llega un domingo más y con él El Rastro a la capital. Y es que pocas cosas son más castizas y madrileñas que pasar un domingo El Rastro. Este mercado callejero al aire libre se celebra desde hace más de 300 años en el barrio de Embajadores donde cientos de puestos ambulantes se extienden en torno a la Plaza de Cascorro, la calle Ribera de Curtidores y sus aledañas, hasta Ronda de Toledo y Embajadores.

Este mercado debe su nombre al rastro de sangre que dejaban las reses cuando se sacrificaban y se traían desde el matadero. En esta zona se ubicaban las tenerías que aprovechaban las pieles para su curtido, de ahí también el nombre de su principal vía.

SU NOMBRE SE DEBE AL RASTRO DE SANGRE QUE DEJABAN LAS RESES CUANDO SE SACRIFICABAN

En los puestos que lo componen principalmente encontrarás artículos difíciles de encontrar en tiendas habituales. Muebles o ropa vintage, objetos curiosos o de colección. Además de puestos con antigüedades, venta de segunda mano, libros antiguos, componentes electrónicos, ropa complementos…

Aunque no existe una organización fija, normalmente los puestos suelen agruparse según el tipo de artículos o mercancía que comercialicen. Por ejemplo, la Plaza del General Vaya de Rey congrega un gran número de puestos de ropa de segunda mano. Por su parte, en las calles del Carnero y Carlos Arniches se venden libros viejos a precios de ocasión. La dinámica de este mercado es la compra-venta tradicional de mercado ambulante, pero es posible regatear los precios.

Descubrirás personajes muy típicos de este mercadillo como el chulapo que vende barquillos o la anciana que toca el organillo, protagonistas del Madrid más castizo.

LAS 12:00, LA MEJOR HORA PARA VISITARLO

Este mercadillo también sufrió las secuelas del Covid y tuvo que suspenderse durante varios domingos consecutivos. El 26 de septiembre volvía a la normalidad precovid con el 100% de vendedores autorizados y con todas las medidas de seguridad sanitarias correspondientes.

Para vivir el animado ambiente que caracteriza a este mercado, lo mejor es visitarlo a partir de mediodía hasta las tres de la tarde, hora en la que concluye. Y a continuación, aprovechar que es la hora de la comida para visitar los tradicionales bares que tiene en sus al rededores.