Desde albergar una cárcel hasta ser un mercado: así es la plaza medieval más antigua de Madrid

Discreta y silenciosa, así es uno de los pocos emplazamientos medievales que quedan en la capital madrileña. Situada en el pleno Madrid de los Austrias, junto a la calle Mayor y cerca de la Puerta del Sol, encontramos la Plaza de la Villa. Se trata de uno de los rincones de la capital mejor conservado y que alberga siglos de historia.

En sus comienzos, la plaza recibía el nombre de Plaza de San Salvador, ya que se encuentra justo enfrente de donde se situaba la antigua iglesia que recibía el mismo nombre. Hoy en día, podemos encontrar una lápida en el mismo sitio donde se levantaba la iglesia, a la altura del número 70.

Años más tarde, el nombre de la plaza fue modificado por Enrique IV de Castilla al cambiar el nombre de la Ciudad de Madrid por el de Noble y Leal Villa. Desde entonces, el emplazamiento se convirtió en un punto de unión entre tres de las calles más céntricas de la capital: la de Madrid, la del Codo y la del Cordón.

Este espacio ha recibido múltiples usos a lo largo de la historia, desde albergar la cárcel de la Villa hasta ser un mercado que abastecía a los vecinos de la localidad. En la actualidad se encuentra totalmente peatonalizada y es uno de los puntos claves para comenzar una ruta por el Madrid más antiguo, a pesar de que no cuenta con ningún comercio en su interior.

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En el centro de la plaza encontramos una estatua en honor a Don Álvaro de Bazán del año 1888 realizada por el escultor Mariano Benlliure. Dicho marino participó en la batalla del Mediterráneo contra los turcos y fue nombrado por Felipe II Capitán General de las Galeras de España. El monumento de gran tamaño destaca en la pequeña plaza y recuerda al monumento dedicado a Cervantes en la plaza de las Cortes.

Alrededor de la misma, podemos observar tres destacables edificios. Uno de ellos es la Casa de la Villa que destaca por su figura simétrica. Mandada construir en el año 1645, tenía la finalidad de albergar las reuniones del Concejo. Además, albergaba la cárcel de la Villa donde estuvieron figuras importantes como el Duque de Osuna.

Desde sus inicios, la Casa de la Villa ha servido como sede principal del Ayuntamiento de Madrid. Sin embargo en 2007, siendo regidor Alberto Ruiz Gallardón, la alcaldía se trasladó al Palacio de Cibeles. Desafortunadamente no es posible visitar este emblemático edificio que guarda una interesante historia entre sus fríos muros.

LA CASA DE CISNEROS

Junto a esta construcción se encuentra comunicado entre sí la Casa de Cisneros, una casa-palacio construida en el año 1537 por orden de Benito Jiménez de Cisneros, sobrino del Cardenal Cisneros. De estilo plateresco, la casa acogió a la familia Cisneros junto a otras familias de renombre en la época.

Se trata de uno de los pocos palacios renacentistas del siglo XVI que quedan en Madrid, siendo comprado a principios del siglo XX por el Ayuntamiento de Madrid para albergar sus principales dependencias municipales.

El tercer edificio que compone la antigua plaza recibe el nombre de Las Casas y Torre de los Lujanes, haciendo referencia a la familia de Luján. Se trata de una construcción con tres alturas mandada construir por Álvaro de Luján en 1494. En el interior de la torre tiene lugar la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País. En el año 1991 el edificio fue cedido a la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, exceptuando su planta baja.

Sin duda alguna, la Plaza de la Villa es uno de los rincones de Madrid que aún alberga su espíritu más medieval. Sus estrechas calles y sus conjuntos monumentales completan un escenario con más de seis siglos de historia que contrasta con el caos y el ruido propio de la capital madrileña. Un espacio con un interesante pasado que a pesar de situarse en el corazón de Madrid, pasa desapercibido para muchos madrileños.