La estación de Gran Vía reabre sus puertas tras más de 1.000 días en obras

Metro de Madrid ha reabierto su estación de Gran Vía y su conexión con Sol tras permanecer más de 1.000 días en obras por la aparición de restos arqueológicos que han postergado en reiteradas ocasiones estos trabajos, arrancados en 2018.

Tras más de 11 millones de euros estos trabajos concluyen y la estación dará la bienvenida de nuevo a los más de 44.000 usuarios que la transitaban y que el Ejecutivo autonómico prevé que se incrementen en 22.000 más con la conexión directa con la estación de Sol.

Estas obras de modernización han pasado ya por cuatro presidentes regionales, desde la aprobación de las mismas por Cristina Cifuentes a sus sucesores Ángel Garrido -quien fuese luego consejero de Transportes- y Pedro Rollán, hasta la actual dirigente regional, Isabel Díaz Ayuso. Quien finalmente, ha cerrado uno de los quebraderos de cabeza del Ejecutivo regional durante casi tres años.

PISTOLETAZO DE SALIDA 

Aunque no ha sido hasta hoy cuando ha vuelto a estar operativa, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, presidió ayer el acto de inauguración. Con la compra de un billete sencillo, dio el pistoletazo de salida a esta nueva estación la cual ha definido como una parada 4.0 accesible y “con alma”, que conjuga “el patrimonio” de la región con la “modernidad”. 

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Y es que el 22 de agosto de 2018 se localizaba la estructura del ascensor original que diseñó el arquitecto Antonio Palacios y por ello, el Gobierno autonómico comenzaba a conjugar la necesidad de “garantizar el patrimonio de todos” y avanzar en las obras de esta estación.

Estos hallazgos arqueológicos plantearon “importantes complicaciones técnicas” tanto porque se actúa sobre “infraestructuras antiguas” como por el “entorno complejo” con protección de patrimonio cultural, como reconocía el pasado año la Consejería de Transportes.

Además, esta obra también estuvo afectada en 2020 por el estado de alarma del Covid-19, que ralentizó aún más estos trabajos de modernización. Con esta reapertura los trenes volverán a hacer parada en Gran Vía y la red recuperará la única estación que conecta las líneas 1 y 5.

RECONSTRUCCIÓN DEL TEMPLETE ORIGINAL

Durante su visita, la líder regional quiso destacar que en esta mejora se ha recuperado el templete original, que duró 50 años, construido por Antonio Palacios, cuya sobrina bisnieta, Amelia Palacios, también acudió a la inauguración.

“Imagino la cara de los que han trabajado este tiempo aquí, cuando vieron que en la obra había materiales de farmacia, almacenaje, monedas… Es otro de los contrastes que caracterizan a la región“, ha asegurado la presidenta tras visitar el templete que corona ahora la parada.

Cabe destacar que esta replica, está construida, además, con materiales provenientes de O Porriño, localidad de origen del arquitecto y está encabezada por dos grandes leones de granito. Díaz Ayuso se mostró muy entusiasmada pues con este descubrimiento se recupera un “punto más de Metro de Madrid” situado en el “corazón” de la ciudad y lo ha destacado como un “tesoro del casco urbano”.

En palabras de la presidenta, “conjuga la historia viva de la región con el templete de Antonio Palacios o los restos fósiles de un antiguo convento que se encontró cerca, en la estación de Tirso de Molina“, ha expuesto la presidenta regional.

Posteriormente y junto a la presidenta de ADIF, Isabel Pardo de Vera, y el consejero de Transportes e Infraestructuras, David Pérez, hicieron un recorrido por las nuevas instalaciones. 

MODERNIZACIÓN DE LA ESTACIÓN

Tras una inversión de 10,7 millones de euros, se ha realizado un cambio radical en la arquitectura de la estación, ya que contará con un eje vertical con conexión de los distintos niveles. Tendrá un primero donde se generará un nuevo vestíbulo que conectará y ampliará el actual, pasando de 900 a 2.000 metros cuadrados. Dispondrá de un segundo nivel intermedio de paso, donde se creará un pequeño museo con los restos arqueológicos que han aparecido en las excavaciones.

En el tercer nivel está la conexión con la línea 5 y una galería para unir la parada de Metro de Gran Vía con la de Renfe Cercanías Sol. De este modo, se mejorará la seguridad de la estación, ya que dispondrá de dos entradas y salidas, y permitirá unir las dos estaciones de forma subterránea.

Asimismo, se configura como una “estación 4.0 pionera en España”, que cuenta con 14 máquinas de pantalla táctil, además de diseño ergonómico, accesible y con 17 equipos para controlar el acceso de los viajeros.

Además para personas con movilidad reducida o alguna discapacidad, dispone de cuatro ascensores, sistemas de apertura fácil, tiras antideslizantes en escaleras fijas, etiquetas braille en pasamanos a dos alturas, interfonos adaptados y pavimentos de tacto visual cerámico. Unos elementos en la línea del programa de accesibilidad del suburbano, que cuenta ya con un 70% de su red adaptada y que quieren llevar al 83% en los próximos años.

De las nuevas máquinas de venta ya se han realizado las pruebas funcionales en fábrica y tanto estas como los equipos de paso están pendientes de ser trasladados y poder instalarlos en los próximos días. Este proyecto ha sido cofinanciado por la Comunidad de Madrid y la Unión Europea a través del Programa Operativo Fondo Europeo de Desarrollo Regional FEDER 2014-2020, precisan desde el Ejecutivo madrileño.

TEMPLETE DE LA RED DE SAN LUIS

Desde el Gobierno regional han querido recordar que Gran Vía es una de las ocho primeras estaciones con las que contó Metro de Madrid en su inauguración en octubre de 1919, a cargo del Rey Alfonso XIII. Su nombre original, en 1919 y 1920, fue el de Red de San Luis, para cambiar después a su nombre actual. No obstante, durante la época de Franco recibió el nombre de José Antonio, y recuperó de nuevo el de Gran Vía en 1984.

El elemento más característico que tuvo entonces es el templete del arquitecto Antonio Palacios, que sirvió de hito de acceso a la antigua estación de Metro. La remodelación de la estación incluye una réplica en superficie y ya está prácticamente finalizado. Solo queda pendiente la colocación de los vidrios sobre la marquesina metálica que cubre la zona de acceso hacia el ascensor de calle.

Ubicado entre las calles Montera y Gran Vía reproduce de la manera más fiel posible la solución original que Antonio Palacios proyectó para acoger el punto de acceso a la antigua estación y recupera el gran valor simbólico que el tuvo durante los años en los que estuvo en funcionamiento.