“Bola pequeña hecha de carne o pescado picados y mezclados con huevo, pan rallado y especias que se reboza en harina, se fríe y generalmente después se cocina con una salsa; se sirven varias por ración.”
Esta es la definición que la Real Academia Española da a uno de los platos más clásicos de la cocina española: nuestras queridas albóndigas.
Sin embargo, ya os adelantamos que esa definición no siempre se cumple. Así lo confirman los siguientes establecimientos madrileños, capaces de dar una vuelta de tuerca a esta tradicional receta.
A continuación, os dejamos las albóndigas más originales de la capital, donde encontrarás desde acompañamientos inesperados hasta creaciones de ciervo y rabo de toro.
Seguro que te hemos pillado…¡que levante la mano quien ya esté babeando!
La Malaje
Manu Urbano y Aarón Guerrero trasladan el sur al corazón de Tirso de Molina con La Malaje.
Se trata de un coqueto restaurante andaluz en el que sus chefs apuestan por platos de la cocina tradicionales, que veneran el aceite de oliva virgen extra. Sus dueños aseguran que cuando se entra en La Malaje se puede perder el norte, pero nunca se pierde el sur.
Cuentan con dos cartas diferentes, una para la zona de barra y otra para la sala. Ofrecen platos de lo más deliciosos y variados: ensaladilla de gambas con pipas de mar, carne mechá de lomo ibérico, sardina ahumada con mazamorra cordobesa, flamenquín de la subbética o el remojón de naranja y bacalao.
Pero sus albóndigas andalusíes de cordero -servidas en ambas cartas- te dejarán boquiabierto. Su sabor fuerte y especiado te hará viajar a la cocina sefardí, esa que aún perdura en algunos fogones del centro de Andalucía.
Para elaborarlas, le añaden cebolla en polvo, comino, pimentón y pimienta negra al cordero recental. Después las bolean y cocinan en su propia salsa, extraída de los huesos de cordero y vaca.
Y así aparecen seis piezas en un fondo licuado con notas de London curry. El toque maestro corre a cargo del yogur de cabra artesano y la hierbabuena, que además de rebajar el guiso, aportan un frescor indescriptible.
Se localiza en la Plaza de la Paja 10, al lado de La Latina y de la calle Segovia.
